Berni Okondo comenzó su intervención de una manera inesperada y original; invitando al público a participar en un canto típico de su país, cuyo estribillo fue coreado por todos los presentes a ritmo de palmas.
En 1977 nació Kibondeni College of Institutional Management, primer instituto del sector servicios en Kenia y buque insignia de los que han surgido posteriormente en el país. Actualmente estos estudios están a las puertas de la licenciatura universitaria. Kibondeni cuenta con más de 4.000 antiguas alumnas que trabajan en instituciones y hoteles de todo Kenia y otros países de África como Uganda, Camerún, Costa de Marfil, Nigeria y Malawi.
La profesora Okondo relató los comienzos del Opus Dei en su país, bajo el impulso del beato Josemaría. "En 1960, cuando el beato Josemaría envió a las primeras mujeres a Kenia, nuestro país era colonia inglesa y había segregación interracial. Los africanos vivían fuera de la ciudad y dentro los europeos y los indios, en zonas distintas. El beato Josemaría les decía que tenían que tratar a todo el mundo porque había solo una raza: la de los hijos de Dios", afirmó.
Destacó la enorme influencia que tuvo la escuela de secretariado Kianda en la incorporación de la mujer a la vida laboral en Kenia, después de la independencia de 1973, ya que, tras la marcha de los ingleses, las oficinas se quedaron sin secretarias. "Como Kianda era el único colegio que preparaba nativas, hubo empleo inmediato para las graduadas. Esto cambió el nivel de vida de las familias africanas en el país. Yo fui alumna de Kianda College en 1968 y ahora soy una de las más de 7.000 mujeres de 43 países, 19 de África, que han estudiado ahí".
Señaló algunos de los retos que se presentan a su país: "En dos generaciones hemos pasado de una sociedad eminentemente rural a otra de avance tecnológico. Los valores africanos persisten todavía: la apertura a Dios, el respeto por la familia, la solidaridad. Pero la sociedad está cambiando tan rápidamente que corremos el peligro de perder estos valores. Por eso se ha comenzado en Kianda School el Institute for Family Development para padres, donde cientos de matrimonios reciben formación sobre la familia, la educación de los hijos, etc".
Un trabajo que dignifique al trabajador
Manuel Pimentel explicó el nacimiento del concepto de justicia social y su evolución a lo largo de la historia reciente, como respuesta a los abusos cometidos tras la revolución industrial. En el entorno de la doctrina social de la Iglesia, Pimentel situó la figura de Josemaría Escrivá y su mensaje sobre el trabajo "como elemento de dignificación, de ayuda a los demás, de santificación. Es la única forma que tenemos de conseguir esto que resulta tan utópico para el hombre: una sociedad mejor".
En opinión del ex ministro, el mensaje del beato se adelantó a su tiempo en varios aspectos. Resaltó, por ejemplo, el hecho de que el Fundador del Opus Dei propusiera una espiritualidad para la vida cotidiana, en el ámbito laboral, o que sus enseñanzas se dirigieran a todos los hombres sea cual sea su raza, sexo o condición.
"Es una postura –señaló Pimentel- que si ya hoy se anticipa, mucho más en los años treinta, cuarenta, cincuenta, cuando decidió hacer una institución ecuménica, abierta al mundo entero, e ir a extender esos valores a unos países remotos y absolutamente distintos a nuestra cultura".
‘Desbordar’ la justicia con caridad
Por último, la periodista y escritora Pilar Urbano explicó que el compromiso por el hombre en Josemaría Escrivá surgió a la vez que su pasión comprometida por Dios. "La pasión de Escrivá de Balaguer por Dios, por Jesucristo Redentor, le hace ver en cada hombre el precio de la sangre de Cristo”.
“Él -continuó la periodista- habla de fraternidad cristiana, y habla de caridad y dice: 'no les tratéis con justicia, que se quedarán heridos', hay que desbordar la justicia, la justicia social. Claro que todos los hombres somos iguales, pero no con un igualitarismo reductor: el beato Josemaría no quiere que haya menos ricos, sino que haya menos pobres, y menos ignorantes”.