Mª Carmen Garmendia, ex consejera de Cultura del Gobierno Vasco, abrió las intervenciones del acto celebrado en el museo Guggenheim. Habló sobre “Cultura de la solidaridad”, un valor, a su juicio, tangible, que hace bien a los demás y a los que lo practican. “Toda la sociedad debe implicarse de alguna forma ante los desequilibrios lacerantes del mundo actual; algunos hablan hoy de una solidaridad pragmática, eficaz”, dijo.
A continuación Javier Ayuso, Director General de Comunicación e Imagen del BBVA, habló sobre la responsabilidad social de las empresas, y en concreto de los proyectos que desarrolla su empresa (código de buen gobierno corporativo, actividades solidarias, inventario de acción social, etc.).
Macarena Cotelo, Responsable de Proyectos de la Fundación Promoción Social de la Cultura, con sede en Madrid, explicó los objetivos de la Fundación y la influencia que san Josemaría Escrivá tuvo en las personas que la iniciaron, así como la filosofía cristiana que impulsa su desarrollo. Presentó además diversos proyectos que la Fundación lleva a cabo en Africa y Oriente próximo, con personas de culturas, religiones y razas distintas.
Juan Souto, Coordinador Técnico del Departamento de Estudios y Documentación de ‘Manos Unidas’, expuso la identidad cristiana de la ONG, que se apoya en el valor fundamental de la persona, y que centra su actividad en dos pilares: educación para el desarrollo y apoyo a proyectos de desarrollo. Repasó sus objetivos y actividades, y señaló que para 2002 el lema era “Si quieres la paz, rechaza la violencia”.
Obispo ecuatoriano
Por su parte, la periodista Sofía Collantes presentó un documental sobre algunas iniciativas de desarrollo social promovidas por personas del Opus Dei, junto con otras personas, en diversos lugares del mundo -Congo, EEUU, Nigeria, Uruguay, Kenia-.
Mons. Arregi, Obispo de Ibarra (Ecuador) habló sobre “Valores cristianos en el desarrollo integral de los más necesitados, según el pensamiento del Fundador del Opus Dei”. El prelado partió de la base de la común dignidad humana: todos somos hijos de Dios y, en consecuencia, hermanos de una misma familia, lo cual nos debe llevar a preocuparnos realmente por los demás, en sus necesidades materiales y espirituales.
“No es suficiente querer ayudar -matizó-: hace falta trabajar con profesionalidad. Es preciso poner empeño, esfuerzo, iniciativa, ensayar soluciones, junto al espíritu de servicio. Decía el Fundador del Opus Dei: ‘No basta querer hacer el bien, sino que hay que saber hacerlo’. Capacidad técnica y espíritu de servicio deben ir juntos, para que sea una ayuda eficaz. Desde esas premisas, se han ido desarrollando, en Ecuador y en otros muchos países, numerosas iniciativas de promoción social, para facilitar a hombres y mujeres el acceso a los bienes básicos y una vida mejor, más acorde con su dignidad”.