TEWA: el pulmón de Kilifi (Kenia)

Hoy, 12 de diciembre, Kenia celebra su día nacional. Se trata del primer país de África en el que comenzó la labor estable del Opus Dei. Esto sucedió en el año 1958. Son más de 50 años trabajando por la mejora del entorno. Isabel, nos habla de su experiencia como voluntaria en la escuela de hostelería TEWA, en el distrito de Kilifi, a pocos kilómetros de la ciudad keniana de Mombasa. Allí acudió este verano junto con otras once profesionales de distintos ámbitos.

Conocí Tewa porque me hablaron de esta escuela en la Asociación Cultural y Social Campos , en Madrid. Ahí descubrí que estaba situada en Kenia, en una zona costera en la que el índice de analfabetización es alto. Antes de ir nos contaron que un grupo de mujeres del Opus Dei impulsó la creación de este proyecto con el fin de mejorar la situación de la mujer en esa zona.

Una de las actividades que allí realizamos fue reconstruir las casas de los lugareños.

Eso era todo lo que sabía cuándo decidí invertir las vacaciones de verano en apoyar la labor que se hace desde Tewa junto con otras once mujeres a las que no conocía mucho y que hoy puedo considerar buenas amigas. Durante todo el año nos reunimos, organizamos lo que íbamos a realizar: nos preparamos clases, recopilamos material, ropa para los niños y los no tan niños, chucherías, algunos donativos para dar de merendar a diario a los más de 200 niños y para reconstruir una parroquia.

En Kilifi hicimos de todo, hasta empujar coches.

Creo que puedo decir –en nombre de todas– que nosotras hemos sido las embajadoras de la actividad en Kenia pero si no hubiera sido por toda la ayuda que hemos recibido nunca hubiéramos hecho nada allí. Un proyecto de este tipo es consecuencia de la generosidad de muchos.

Al final del día solíamos dedicar un rato a jugar con los niños.

La estancia en la escuela duró tres semanas. Durante esos días pudimos hacer de todo: dar clase en una escuela, reconstruir la única parroquia de la zona (la población es mayoritariamente musulmana), visitar a un centenar de familias, arreglar sus casas, sus cocinas… Además allí nos encontramos con un hogar a miles de kilómetros de casa gracias a la acogida tan calurosa de las personas que están al frente de la Escuela de Tewa.

Isabel, Maibe e Ines en una moto-coche.

Al recordar lo vivido allí todas coincidimos en que hemos aprendido mucho, hemos realizado actividades que no tienen mucho que ver con nuestro día a día en Madrid pero –sobre todo– nos hemos descubierto a nosotras mismas.

Vivimos en Madrid, una ciudad dónde los días no pasan sino que se queman y allí hemos podido encontrar un entorno en el que conocer, charlar, disfrutar de cosas muy pequeñas con los lugareños y con las otras participantes de lo que nosotras denominamos Proyecto Mombasa .