Teresa Sádaba: «Álvaro del Portillo transmitía paz»

La Asociación Cultural y Social Alborea clausuró el curso con una charla de la periodista Teresa Sábaba Garraza, que habló en el centro cultural de CCM sobre Álvaro Portillo: una referencia para nuestro tiempo.

Teresa Sádaba Garraza. J.M. Esparcia
La Asociación Cultural y Social Alborea clausuró el curso con una charla de la periodista Teresa Sábaba Garraza, que habló en el centro cultural de CCM sobre Álvaro Portillo: una referencia para nuestro tiempo. La portavoz del comité organizador de la beatificación comentó a La Tribuna de Albacete distintos aspectos sobre figura de monseñor Álvaro del Portillo, prelado del Opus Dei.

¿Por qué sería Álvaro del Portillo una referencia para nuestro tiempo?
En estos tiempos de crisis que todos estamos viviendo hacen falta testimonios, ejemplos de personas que nos sirvan para marcar nuestra brújula vital y en ese sentido, Álvaro del Portillo, por sus cualidades y forma de vida, nos puede servir de referencia, porque si tuviera que resaltar solo tres cosas diría que todos los que estuvieron con él hablan de una persona que transmitía paz y en estos tiempos tan convulsos necesitamos gente que transmita paz. Por otro lado, vivió pendiente de los demás y eso hace que tuviera una vida plena y nos ayuda a todos a pensar en los demás, y luego, su eje era su vida de oración, su cercanía con Dios a través de la oración y Eucaristía y eso hace que todos veamos la meta de la trascendencia que tienen las cosas, lo que nos ayuda en nuestro día a día.

¿Por qué es una figura tan relevante?
Sobre todo por el mensaje que revitalizaron San Josemaría y él, como fiel escudero, ayudó a recordar que todos, en nuestros trabajos, podemos aspirar a la santidad si seguimos el Evangelio y estamos más pendientes de los demás que de uno mismo. Él lo hace desde un papel de segundo plano, fue muy humilde y eso es una lección para todos.

Recordamos que sucedió a San Josemaría Escrivá de Balaguer al frente del Opus Dei.
Sí, al morir San Josemaría él quedó como cabeza del Opus Dei y el Papa le nombró prelado en 1982. Yo le conocí porque en su día quería que la labor del Opus Dei se llevase a China y hablando con Juan Pablo II, éste le mostró su preocupación por el norte de Europa, que parecía alejado de Dios. Álvaro del Portillo, en ese servicio que siempre hizo a la Iglesia, cambió de idea y pidió gente para ir, eso me tocó personalmente. Es esa etapa, años 80 y 90 cuando el Opus Dei empieza a estar en otros países y el fue el prelado que encabezó todo esto.

¿Por qué su beatificación?
Cuando muere, en el año 1994, se ven pruebas de santidad, porque hay gente que le pide favores y parece que se cumplen. Comienza el proceso jurídico que marca la Iglesia para su beatificación, a los nueve años de su muerte y durante otros 20 años se va completando.

¿Qué hace falta?
Que se demuestre que ha vivido las virtudes en grado heroico y que hay algún milagro atribuible a esa persona. En el año 2003 aparece el caso de un niño chileno, con problemas cerebrales y parada cardiaca en una de las operaciones a la que es sometido. Los médicos pensaron que no había nada que hacer, pero la familia le rezó a Álvaro del Portillo y el niño sale con vida. Lo milagroso es que no tiene ninguna lesión cerebral. Ese milagro es la prueba que en el proceso sirve para la beatificación y hay otros favores.

¿Cuándo es la beatificación?
El 27 de septiembre en Madrid, como ha sido tradición en la Iglesia, en su lugar de origen.

¿El siguiente paso podría ser su canonización?
La Iglesia pide que para que se canonice a un beato se demuestre un milagro después de la beatificación. Los que haga ahora no cuentan.

A. Díaz

Tribuna de Albacete