Taxista en Madrid

“La herencia de Mons. Escrivá de Balaguer”, escrito por Luis Ignacio Seco.

Félix es taxista en Madrid y, como todos los de esta profesión, se pasa muchas horas al volante, con frío y calor, con lluvia y con sol, con ganas o sin ellas. Una vez dos señoras que habían subido al taxi se liaron a hablar del Opus Dei para concluir que sólo le interesaba el contacto con las clases medias y dirigentes. Félix se volvió entonces con una gran sonrisa y les dijo: «Están ustedes equivocadas; yo soy del Opus Dei, y ya ven... ».

–¿Cómo conoció usted el Opus Dei?

–Por un amigo taxista, vecino de casa. Me habló de la Obra, y aunque yo pensaba ya mucho –tenía inquietudes de índole espiritual–, creía que no podría nunca ser de la Obra. Pero a medida que la fui conociendo, vi que era el camino por donde el Señor me había llamado.

–¿Qué es para usted el Opus Dei?

–Ha sido mi felicidad. Es fabuloso el cambio que mi vida ha dado en el trabajo. ¡Darme cuenta de que es el sitio dondeel Señor me ha puesto para servir a los demás! Antes veía el trabajo como una cosa forzada, que no había másremedio.

–¿Y ahora?

–Como el medio de mi santificación, y de la santificación de los que me rodean.

–¿Quiénes son sus amigos?

Hombre, pues mis amigos son los compañeros taxistas y por mi profesión anterior, que yo era vaquero, mucha gente del campo.

–¿Y saben que es usted del Opus Dei?

–Yo creo que sí, porque ellos me conocen de sobra y en diversas ocasiones hemos hablado del Opus Dei.

–¿Cómo se apunta uno al Opus Dei?

–Hombre, qué pregunta.

–¿Hay que pagar una cuota o algo así?

–Nada de eso. Lo que hace falta es querer vivir cara a Dios. Tener vocación para la Obra y pedir la admisión, y eso, «querer ser».

–¿Cómo puede usted vivir una vida de oración en medio de su trabajo?

–Desde que salgo a trabajar pienso que es un día nuevo para ofrecer al Señor. A cada viajero que sube al taxi, procuro hacer con él como haría el Señor mismo.

–¿Usted se considera al servicio de los demás?

–Sí.

–¿Al servicio del Opus Dei?

–Soy yo el que me sirvo del Opus Dei, de la doctrina que recibo.

–¿Es duro esto de ser del Opus Dei?

–Tan duro como es el tratar de ser un buen cristiano, pero si el Señor le da a uno vocación, no resulta difícil superar las dificultades.

–¿Tiene que explicar frecuentemente la Obra?

–Frecuentemente, no. Yo procuro informar a todo el mundo y, cuando es necesario, aclaro las dudas de algunos.

–¿Qué argumentos emplea?

–Pues les explico en qué consiste el Opus Dei y, si viene a cuento, que no sólo hay políticos y banqueros, como dicen algunos. Yo me muevo en un ambiente en el que no hay ninguno de esos señores. Yo mismo soy un buen argumento.

–¿Que es lo que siente usted siendo del Opus Dei?

–Una inmensa alegría. Porque sólo aspiro a hacer mejor las cosas. Tanto en el trabajo como en la vida de familia. Quizá lo que yo no sé es expresarme, porque mi cultura es poca...

–¿Sus hijos van a ser del Opus Dei?

–Mis hijos serán lo que ellos decidan ser. Yo, procuraré darles una cultura y una formación cristiana mejor que la pude recibir yo.