«Nos olvidamos de que los jóvenes no son el futuro, son el presente»

En septiembre de 2014, el diario americano The Boston Globe ponía en marcha Crux, un portal especializado en noticias de la Iglesia Católica, bajo la dirección del periodista John Allen y, un par de años después, el digital pasaba a depender directamente de sus periodistas. Desde el comienzo de su andadura, Inés San Martín (Argentina, 1986) ha sido la corresponsal en el Vaticano y, entre otras muchas cosas, ha cubierto ya varios Sínodos.

Inés San Martín (Argentina, 1986) ha sido la corresponsal en el Vaticano y trabaja en Crux, un portal especializado en noticias de la Iglesia Católica.

“10 preguntas sobre el Sínodo” es una serie de entrevistas realizadas a diferentes personas, a raíz del encuentro convocado por el Papa Francisco. En octubre, Obispos de todo el mundo de reunirán en Roma para profundizar en la relación de los jóvenes con la fe, la cuestión del descubrimiento de la propia vocación y el discernimiento como elemento propio del cristiano para acertar con las decisiones importantes.


1. ¿Cuál es la noticia de este Sínodo?

Creo que la noticia es que, por primera vez en mucho tiempo, la Iglesia está hablando no sólo de los jóvenes y a los jóvenes, sino con los jóvenes. Realmente quiere entablar un diálogo para tratar de entender qué es lo que necesitan y, a la vez, qué es lo que pueden dar. Porque muchas veces nos olvidamos de que los jóvenes no son el futuro, son el presente.

2. ¿Influyen de verdad los Sínodos en la vida de la Iglesia?

Son un instrumento que tiene potencial para el cambio pero, por diferentes motivos, no siempre es así. A veces son muy aburridos y no se les presta atención, por ejemplo, el Sínodo para las Américas, que le importó a muy poca gente a pesar de que era relevante. Y también está el tema de que, cuando se trata de temas de interés, las conclusiones suelen reducirse a dos o tres cuestiones puntuales, que afectan a una parte muy pequeña de la Iglesia. Y ese es un problema que nace en la prensa —o del que es muy fácil acusar a la prensa— pero nos somos los únicos culpables.

A mí me ha pasado que, al entrevistar a un obispo, sin hacerle ninguna pregunta, me reduzca el Sínodo de la Familia a la cuestión de los divorciados vueltos a casar; cuando en realidad el tema es más profundo y más importante.

3. Éste de los jóvenes es un Sínodo ordinario pero, ¿tiene algo de especial?

Sí. A mí me llamó mucho la atención, en positivo, ese intento del Santo Padre y del Vaticano de dialogar con los jóvenes en el mes de marzo. Ya en el Sínodo de la Familia se hicieron muchos cuestionarios pero esta vez se ha traído a los jóvenes a Roma y se ha entablado un diálogo con ellos a través de Facebook. Por lo tanto, aunque serán los Obispos los que hablen entre ellos —como dice el nombre del encuentro, “Sínodo de Obispos”— los partícipes principales, los jóvenes, esta vez, han sido escuchados en directo.

4. ¿Le preocupa al Papa la excesiva mediación de la información que le llega?

Efectivamente, yo también tengo la impresión de que esta es una preocupación del Papa. Por este motivo, se está haciendo un esfuerzo muy evidente para que los que hablen sean realmente los jóvenes y que el mensaje llegue directamente de ellos; no a través de intermediarios, no a través del obispo, sino que ellos sean los protagonistas.

5. ¿Qué tal fue la conversación durante el encuentro Pre-Sinodal?

Creo que fue una conversación muy rica, muy honesta. Como siempre, no falta el que dice que en el documento final su voz fue excluida… Hay cosas que no se van a poder realizar porque, como ellos mismos dicen, algunos no entienden o no aceptan las enseñanzas de la Iglesia, pero me parece que la clave fue el reconocerlo.

6. ¿A qué cree que se debe esto?

Hay pocos mensajes más importantes, que lleguen mejor al corazón de la gente que el que tiene la Iglesia, que obviamente no es nuestro sino de Cristo. Sin embargo, hay una falla comunicativa muy grande. Un especialista en marketing suele decir: “la Iglesia no sabe cómo “marketiniar” el mensaje”. Creo que con este pre-sínodo la Iglesia ha tenido una oportunidad única de escuchar cómo llegar mejor a la gente.

7. ¿Le preocupa a la Iglesia estar desconectada de la situación real de los jóvenes de hoy?

Sí, creo que la Iglesia es consciente de que, hoy por hoy, está desconectada… o que bastantes jóvenes están desconectados con ella. Pero no sé si todavía es consciente de su responsabilidad en esta desconexión. Porque muchas veces escuchamos hablar del aumento de la secularización, del auge de distintas corrientes modernas que hacen que la gente se aleje de la Iglesia, pero la Iglesia no reconoce que también tiene que haber un mea culpa. Hoy por hoy, habiendo tanta competencia por la atención de la gente, no nos podemos quedar sentados esperando que la gente venga, porque no van a venir. Salvo que seas san Pedro, la gente no viene. De ahí la insistencia del Papa en lo que llama “una iglesia en salida”.

8. El Sínodo también va a afrontar la cuestión del discernimiento vocacional. ¿Por qué?, ¿tiene la Iglesia crisis de vocaciones?

Estadísticamente sí que hay una crisis de vocaciones pero me parece que cambia mucho la profundidad de esa crisis, dependiendo de qué continente hablemos. También creo que la Iglesia está fallando en la comunicación de la familia. Cuando hablamos de falta de vocaciones nos olvidamos de la llamada a ser padres, a ser esposos, que es la vocación central en la Iglesia, creo yo. En mi opinión, más importante que la vocación al sacerdocio porque es de la familia de donde salen los sacerdotes.

9. ¿A quién están dirigidas las conclusiones del Sínodo?

El Sínodo tiene distintos interlocutores. Por un lado, los obispos y la jerarquía, que tienen que retransmitir ese mensaje, pero también interiorizarlo y aplicarlo a nivel local. Obviamente, otros interlocutores son los jóvenes porque ésta es una llamada que está haciendo la Iglesia a que se involucren. No nos olvidemos que cuando hablamos de Iglesia no hablamos de obispos y sacerdotes sino principalmente de laicos, porque tenemos sólo 400.000 sacerdotes y 1.200 millones de católicos.

10. ¿Cómo llegar a los jóvenes que no buscan a la Iglesia, que quizá no han oído ni hablar de que hay un Sínodo?

Hay mucha gente que va a la iglesia, mucha gente que va a Misa y a la que quizá no le interesa el Sínodo ni sabe que el Papa convocó a los obispos para hablar del tema. Por eso, los sacerdotes tienen un rol muy importante cuando están en la homilía: hablar de este tema, invitar y convocar a los jóvenes…

Y el laicado tiene un rol muy importante para movilizarse y, como dice el Papa Francisco, “hacer lío”. Ser ellos los que impulsen la pastoral juvenil, la pastoral universitaria… no quedarse sentados esperando a que un sacerdote los convoque sino ser ellos los que convoquen a un sacerdote.

Ese sería un elemento importante en el que todos fallamos: fallan los obispos, muchas veces incluso el Papa y falla el laicado que no se da cuenta de que los responsables del cambio, de la movilización, tienen que ser los mismos protagonistas.