Simposio en el IESE: “Trabajo, familia y sociedad en el siglo XXI”

Sólo al 10% de las empresas españolas les preocupa conciliar la vida laboral y familiar de sus empleados. Esta tensión entre trabajo y familia centró el XII Simposio Internacional del IESE, donde se recordaron las aportaciones de Josemaría Escrivá.

Los ponentes aprovecharon las enseñanzas de Josemaría Escrivá.

Los simposios de “Ética, Empresa y Sociedad” del IESE están dirigidos a promover la discusión interdisciplinar sobre temas vitales a los que se enfrenta la sociedad y la comunidad empresarial. Esta edición se ha celebrado en el contexto del centenario del nacimiento del beato Josemaría Escrivá, fundador de la Universidad de Navarra, pues su vida y enseñanzas contienen valiosas aportaciones para el tema.

Juan Carlos Aparicio, ministro de Trabajo y Asuntos Sociales del Gobierno español, realizó en la apertura “una reflexión que, por obvia, a veces olvidamos: la familia es uno de los protagonistas decisivos de la sociedad del bienestar". Dado su papel "imprescindible" para el desarrollo de la sociedad, "justifica la especial atención de que debe ser objeto por parte de los poderes públicos".

Recordó la importancia de la igualdad hombre-mujer, que pasa por "incrementar la participación de los hombres en el cuidado y atención de los hijos, por fomentar un entorno, estructura y organización laborales que respondan a las necesidades de los padres y madres con hijos a su cargo, y por apoyar el desarrollo de servicios y prestaciones para cuidar a los familiares con graves problemas de dependencia".

Subordinar el bienestar propio

Gloria Kan, experta de Asuntos Sociales de la ONU, afirmó que “la familia nos aporta seguridad emocional, amor... pero también nos enseña a dar, a subordinar el bienestar de uno al de los demás, a ser solidarios y altruistas, a desarrollar nuestro espíritu cívico”, dijo Kan. El trabajo, por su parte, es el medio de subsistencia de esta familia: da a las personas reconocimiento social, propicia el intercambio... “Gozar de un trabajo reconocido nos hace mejores personas y nos ayuda a mejorar las relaciones familiares”.

Otras tendencias son las socioculturales, las socioeconómicas y las sociopolíticas: la creciente exigencia de una autonomía individual trae consigo consecuencias para la economía y la estructura de la familia. Se está produciendo una generalización del concepto de derechos individuales frente a la debilitación del concepto de disciplina.

Frente a esto, Kan señaló que la globalización se presenta como un movimiento inverso compensatorio. La gente regresa a la familia en busca de la protección y el refugio maternos ante las transformaciones que trae consigo este fenómeno. La solución estriba en la involucración de gobiernos nacionales y organizaciones de la sociedad civil en la búsqueda de nuevas maneras de conciliar familia y trabajo. "La política social debe estar por encima de la política económica", concluyó Kan.

La profesora del IESE Nuria Chinchilla señaló que tan sólo el 10% de las empresas españolas tienen políticas que ayuden a conciliar vida laboral y familia. Sectores como la consultoría, el mercado electrónico o las telecomunicaciones son más proclives a implantar políticas familiarmente responsables frente a sectores industriales como la construcción o el metal y la automoción.

En España, un matrimonio necesitaría tener 18 hijos y ganar menos de 7.439,92 euros/año para lograr las mismas prestaciones que una familia con tres hijos y sin límite de ingresos en Alemania. Por lo mismo necesitaría tener también 18 hijos con respecto al Reino Unido y 14 hijos con respecto a Francia.

Labores compartidas

Por su parte, Alfonso de Salas, jefe de la División de la Cooperación Intergubernamental para los Derechos Humanos del Consejo de Europa señaló que el hombre tiene capacidad de afecto y la mujer capacidad de dirección empresarial. “Las labores de la casa también deben ser compartidas”.

El Dr. Patrick Fagan, investigador de la Heritage Foundation de Washington, habló de los papeles de mujer y hombre como complementarios dentro de la familia. Presentó algunos datos ilustrativos al respecto: en EE.UU. tan sólo el 20% de los adolescentes viven con su dos progenitores. Esto demuestra una creciente tendencia a la enajenación entre los sexos. Vivimos, según Fagan, en una cultura sumamente enajenada y llena de rechazo. Hay una incapacidad entre hombres y mujeres para interrelacionarse que se traduce en una difícil conciliación entre trabajo y familia.

Para Amalia Gómez, ex secretaria de Estado de Asuntos Sociales, el hombre ha comenzado a preocuparse por la familia cuando la mujer ha salido al mercado laboral. Igual que Fagan, considera fundamental la complementariedad entre hombres y mujeres, aunque no la suplantación. "La casa es un espacio de convivencia, de reciprocidad. La familia no es una suma de individuos".