San Josemaría. Un bastión de la Santidad

"Conocí a San Josemaría en 1972 en Jerez de la Frontera. Cádiz y desde entonces: descubrí otra forma de vivir". Carta al director de Rafa Gutiérrez.

San Josemaría Escrivá de Balaguer. Foto: Opus Dei Information Office.

Este artículo está escrito con el alma, y para conmemorar la fiesta de San Josemaría del 26 de junio, día de su marcha al Cielo y de su tan deseado encuentro con Dios.

Ese gran Dios que era: Su Todo, su Fin y su Gloria.

Yo conocí a San Josemaría en 1972 en Jerez de la Frontera. Cádiz y desde entonces: descubrí otra forma de vivir, descubrí: experiencias nuevas, actividades, encuentros, tertulias, vivencias, diálogos, lecturas…

Era un estilo nuevo de entender las cosas, y este estilo nuevo tenía un ser que le daba sentido: Dios; y tenía un ejemplo vivo: Jesucristo; y tenía también una mujer, que como toda mujer le daba a los quehaceres su toque de dulzura, de ternura, como diría el papa Francisco; esa mujer era la Santísima Virgen María.

Y San Josemaría nos hablaba de estos seres tan especiales: desde la cercanía, desde el conocimiento, desde el intenso amor que hacia ellos sentía.

Y nos hablaba con seguridad absoluta, con firmeza plena, con la singularidad tan especial que caracteriza a aquel que sabe de quién habla y porque habla. San Josemaría sentía el intenso fuego del amor: hacia Dios, hacia Jesús y hacía María.

Y transmitía a raudales: ese fuego, ese entusiasmo, esa seguridad, ese grato y atractivo mensaje.

Todo esto en él desbordaba.

San Josemaría, lo notábamos, nos quería; pero nos quería, porque sabía y conocía, de una forma muy especial, la intensa e íntima relación entre el ser humano y Dios.

Dios para él no estaba nada lejos; y nosotros, como hijos muy queridos y herederos, tampoco.

Agradezco a Dios el haberle conocido, porque además este gran Santo transmitía alegría, la especial alegría que procede de estar lleno del caudal inmenso de la Divina Gracia.

Gracias San Josemaría, tu santidad está viva en millones de corazones.

En corazones entusiastas y fieles que, con mucho amor, pueblan la faz de la tierra.

Enlace al artículo original

Rafa Gutiérrez

Cartas al Director