Saludo del Prelado al Papa en el UNIV 2006

Breve discurso que Mons. Javier Echevarría ha dirigido a Benedicto XVI en la audiencia que el Santo Padre ha concedido a los participantes en el UNIV 2006.

Deseo agradecer a Su Santidad por haber querido recibir esta mañana a los participantes en el Congreso Internacional UNIV, que el Instituto para la Cooperación Universitaria organiza cada año en Roma desde 1968. El objetivo de este encuentro es sensibilizar a los estudiantes universitarios de los más diversos países sobre los retos que presenta la sociedad actual; ayudarles a que –cada uno y cada una desde su propio lugar de estudio o trabajo- lleven a Jesucristo a todos los ambientes, para que muchas personas –que lo están ya esperando sin quizá saberlo y que lo necesitan- puedan encontrarse con Él y conocerle.

Desde los años 30, san Josemaría Escrivá se dedicó con pasión a la Universidad. Invitaba a los universitarios, uno a uno, personalmente, a “difundir bondad, luz, entusiasmo, generosidad, espíritu de sacrificio, constancia en el trabajo, profundidad en el estudio”.

Tener un encuentro con el Santo Padre es siempre, para cualquier hijo de la Iglesia, un motivo de alegría profunda. Y es un motivo de responsabilidad, una confirmación de la misión que la Iglesia da a todos: ser “apóstoles enraizados en la palabra de Cristo, capaces de responder a los retos de nuestro tiempo” (Mensaje para la XXI Jornada Mundial de la Juventud). El Romano Pontífice propone esta meta especialmente a los jóvenes, que se unen de todo corazón a sus oraciones por esta intención; como Su Santidad nos ha sugerido, abandonamos el trabajo de estos días en las manos de María, para estar así más cercanos a la Cruz de Cristo.

Ahora dejo la palabra al presidente de este UNIV 2006. ¡Gracias de nuevo, Santo Padre!