Un regalo “de todos para todos”

Una rifa loca en tiempos de Covid para ayudar en su asociación juvenil, o la historia de cómo cuatro estudiantes de Bachillerato consiguieron 1.600 euros en seis días, con confinamiento incluido, para una buena causa.

Una rifa loca en tiempos de Covid para ayudar en su asociación juvenil, o la historia de cómo cuatro estudiantes de Bachillerato consiguieron 1.600 euros en seis días, con confinamiento incluido, por una buena causa.

Somos Lucía, Sophie, Almu y María. Estamos en 1º y 2º de Bachillerato. Desde hace unos años asistimos a las actividades de formación de la Asociación Juvenil Roca, la primera asociación juvenil del Opus Dei que hubo en Madrid. 

En el mes de octubre empezamos a pensar qué podíamos regalar por Navidad al Roca. Queríamos que este año fuera especial, algo que fuera necesario, que fuéramos a usar todos de verdad. Repasamos el historial: una barbacoa, dinero para necesidades del oratorio, un armario… ¿Qué necesitan? 

Discutimos sobre diversos regalos posibles, pero rápidamente nos pusimos de acuerdo. Y es que, desde hace tiempo, varias personas estaban pensando maneras de sacar dinero para adquirir un medio de transporte con capacidad para muchas personas. La última furgoneta se estropeó hace un par de años y, desde entonces, hemos visto cómo se ha hecho apremiante la necesidad de contar con otra.

Desde la Asociación se habían llevado a cabo muchas iniciativas para conseguir el dinero necesario: pedir donativos a las familias, diseñar y vender sudaderas, invertir en bitcoin, e incluso ¡montar un obrador de roscones!

Una mensualidad para la nueva furgoneta

A estas alturas ya sabíamos la cantidad de dinero que cuesta cada mensualidad de la furgoneta. ¿Nuestra ilusión? Conseguir regalar al Roca varios meses de furgoneta. Pero se trataba de mucho dinero que debíamos conseguir en poco tiempo. ¿Cómo? Lo más sencillo y eficaz: una rifa. Como dice Lucía, una de las promotoras de la idea, “pedir dinero para la furgo, así, sin más, no me motivaba ni a mí”. Con la rifa, realmente, podíamos involucrar a cualquier persona, a cualquier familia. Ni siquiera tenía que ser presencial.

El domingo 12 de diciembre concretamos la idea y el modo de llevarla a cabo. Una semana más tarde, el domingo 19, hicimos un bizum a la cuenta del Roca de 1.600 euros. ¿Os contamos la historia?

Domingo 12. Mi padre dice que nos regala una paletilla, que montemos una rifa. Ok, buena idea y por ahora a coste 0. Pero hay que rifarla el día 19. Tenemos una semana. ¿Primer objetivo? Lucía propone vender 100 papeletas de 5 € cada una. Nos parece poco: más ambicioso: ¿250 papeletas? 

Sophie: bueno, esto sólo lo vamos a hacer una vez en la vida, nos lanzamos con 500 papeletas de 5 euros. Eso son 2.500 euros. ¡Gran objetivo! Ana, hermana de Lucía, hizo un Excel, con cálculos variados. Sí, realmente si pedís 250 os vais a quedar cortas. Vamos a por las 500. Empezamos a moverlo. Montamos un grupo de WhatsApp (Reyes “locos” en el ROCA) para contar la idea a todas las personas que pueden colaborar.

Lunes 13. Sophie ya tiene el diseño de la papeleta. ¿La impresión? Miramos varios sitios online, pero ninguno nos garantiza tenerla en el día. María consigue una imprenta muy ágil, pero está lejos y no nos las traen a casa. Mandamos un mail (“esto es urgente”) con el diseño y Ainhoa, de la imprenta, nos confirma que, aunque están a tope, esta misma noche lo tiene. Primer problema resuelto. 

Siguiente paso, recoger las papeletas. Ana, hermana de Lucía, conduce y puede ir hasta la imprenta. ¡Se ha metido hasta el fondo en nuestra rifa! En el grupo de WhatsApp vamos añadiendo nombres con números en una lista. ¿De cuánto te ves capaz? “Al principio fue un poco lento, no se apuntaba nadie”, dice Almu, “empezamos a escribir a la gente por privado y la cosa se empezó a mover”.

Martes 14. Dividimos los tacos de papeletas y las repartimos. Algunas de forma física, otras virtual. Las más pequeñas del Club (las de 10 a 12 años) también se quieren involucrar en el “regalo de todos para todos”. “¿Puedo participar yo también en la sorpresa?" Era la frase más repetida. Hoy hemos repartido muchos números.

Miércoles 15. La gente nos pide si puede también pagar con bizum. “Como nosotras no tenemos bizum, pedimos a mi madre si podría centralizar los pagos, me dijo que sí, que diéramos su móvil”, dice María. Otro hándicap solucionado. 

Pero... el miércoles por la tarde fue un bajón. Nos habían pedido muchos tacos de papeletas para vender, pero todavía no teníamos apenas dinero. Este mismo día se tuvieron que confinar varias de las promotoras…. ¿cómo vamos a vender desde nuestra habitación? Macarena tuvo una idea: contar el motivo de la rifa en sus grupos de familia y amigos. Desde su habitación, las confinadas empezaron a vender papeletas a través de foto. Mandaban foto de la papeleta y a cambio recibían el bizum. Y seguimos…

Jueves 16. Un día de mucho estrés. Seguimos con nuestra rifa loca en tiempos de Covid. Un contacto cercano de María (que es quien tiene en su poder el premio de la rifa y quien centraliza en su casa la mayor parte de las papeletas) da positivo en PCR. ¿Qué va a pasar? ¿y si nos confinamos? 

Maquinamos el plan B. La paletilla, papeletas y el dinero se quedan en el trastero. Las llaves fuera en un sitio que sólo el equipo organizador sabe… Almu podría pasar a recoger todo el material. Incertidumbre, pero todo amarrado. 

Seguimos con la venta de papeletas. En números, hemos repartido unos 200 (1.000 euros), pero vendidos sólo unos 100 euros. ¿Llegaremos a nuestro objetivo? A última hora del día se confirma que María da negativo y está sin síntomas. No ha sido necesario recurrir al plan B.

Viernes 17. Último día de la semana y hoy sí, llega el momento de la verdad. De repente, y para nuestra sorpresa, empieza a llegar el dinero. Todas las familias que han pedido tacos de papeletas nos dan los resguardos de lo vendido, ¡es mucho dinero! Martina y Loreto nos dicen que necesitan más tacos, han vendido todo.

Sábado 18. Pedimos a unos padres que metan en el banco todo el dinero que tenemos en efectivo y lo centralizamos en la cuenta de la madre de María. Hacemos el recuento, metemos los datos, calculadora… ¡Son casi 1.600 euros! No nos lo creemos. En 6 días. Por la tarde vamos al Club, pero no decimos nada… la rifa y la sorpresa serán el domingo.

Domingo 19. Hace un año regalamos al Roca una cabra, Mochito. Un año después no nos podemos creer que vayamos a regalar algo que, esta vez sí, es de todos y para todos. A última hora de la mañana nos llega algún bizum más de Lu, Yoti y Nata… ¡hasta el último momento! 

A las 18.00 convocamos a todas las monitoras en la entrada del club. Les contamos toda esta historia y allí mismo, con la paletilla, hacemos la rifa a través de Instagram. ¡Le ha tocado a Paco, un padre del Club! No dan crédito. Es mucho dinero, dicen… y nosotras que teníamos en la cabeza llegar a 2.500, creemos que nos quedamos cortas.

Las lecciones de la rifa

El tiempo que pusimos fue el que tenía que ser; en una semana movilizamos a casi un centenar de personas —especialmente gente que viene a los medios de formación cristiana al Roca—, con un objetivo claro. Algo de todos, para todos. Es verdad que fue un objetivo ambicioso, pero también es verdad que lo hemos hecho con la ayuda de mucha, muchísima gente, que está agradecida a todo lo que en el Roca se hace por cada una de nosotras. 

Para nosotras ha sido algo más que organizar una rifa, hemos aprendido a sacar oportunidades de los obstáculos, a saber pedir para un fin bueno, a delegar y a encargarnos cada una de lo que mejor se nos da. Nos hemos unido hasta llegar a ser, de verdad, amigas.

Gracias a nuestros padres, a Ana por todo su tiempo, a cada una de las socias (y no socias) del Club que han vendido papeletas, a Ainhoa, de la imprenta, que se quedó 2 horas más para sacar los tacos el lunes… y a cada una de las personas que con su granito de arena colaboran con el club Roca y con todos los “club Roca” que hay por el mundo. Esta es nuestra historia, pero seguro que —como la nuestra— hay muchas, muchas más.