¿Qué pide el Papa a la Inmaculada?

Cada 8 de diciembre, Benedicto XVI sale del Vaticano para rezar ante la imagen de la Inmaculada en la Plaza de España (Roma). Allí, rodeado por miles de personas, entrega una corona de flores a la Virgen y le deja una oración. ¿Qué le suele pedir? Seleccionamos algunas plegarias de los últimos años.

El Santo Padre reza ante la Virgen Inmaculada, imagen situada ante la embajada española en Roma.

Selección de plegarías a la Inmaculada Concepción de años anteriores

· Tú, que avanzaste hasta el Calvario, siempre unida profundamente a tu Hijo, que en la cruz te donó como madre al discípulo Juan, haz que siempre te sintamos también cerca de nosotros en cada instante de la existencia, sobre todo en los momentos de oscuridad y de prueba.

· Te saludamos y te invocamos con las palabras del ángel: "Llena de gracia", el nombre más bello, con el que Dios mismo te llamó desde la eternidad. "Llena de gracia" eres tú, María, colmada del amor divino desde el primer instante de tu existencia, providencialmente predestinada a ser la Madre del Redentor e íntimamente asociada a él en el misterio de la salvación.

· Quien fija en ti su mirada, Madre toda santa, no pierde la serenidad, por más duras que sean las pruebas de la vida. Aunque es triste la experiencia del pecado, que desfigura la dignidad de los hijos de Dios, quien recurre a ti redescubre la belleza de la verdad y del amor, y vuelve a encontrar el camino que lleva a la casa del Padre.

· Muéstrate Madre especialmente de los más necesitados: de los indefensos, de los marginados y los excluidos, de las víctimas de una sociedad que con demasiada frecuencia sacrifica al hombre por otros fines e intereses. Muéstrate Madre de todos, oh María, y danos a Cristo, esperanza del mundo. "Monstra te esse Matrem", oh Virgen Inmaculada, llena de gracia.

Un bombero coloca en el brazo de la Virgen una corona de flores que previamente le ha entregado el Papa. Allí quedará durante todo el año.

· María, Inmaculada en su concepción -así la veneramos hoy con devoción y gratitud-, realizó su peregrinación terrena sostenida por una fe intrépida, una esperanza inquebrantable y un amor humilde e ilimitado, siguiendo las huellas de su hijo Jesús.

· Queridos hermanos y hermanas, sobre todo hoy, dirijamos nuestra mirada a ella e, implorando su ayuda, dispongámonos a atesorar todas sus enseñanzas maternas. ¿No nos invita nuestra Madre celestial a evitar el mal y a hacer el bien, siguiendo dócilmente la ley divina inscrita en el corazón de todo hombre, de todo cristiano?

· Ella, que conservó la esperanza aun en la prueba extrema, ¿no nos pide que no nos desanimemos cuando el sufrimiento y la muerte llaman a la puerta de nuestra casa? ¿No nos pide que miremos con confianza a nuestro futuro? ¿No nos exhorta la Virgen Inmaculada a ser hermanos unos de otros, todos unidos por el compromiso de construir juntos un mundo más justo, solidario y pacífico?

· Aquella a quien invocamos como "llena de gracia" nos recuerda que todos somos hermanos y que Dios es nuestro Creador y nuestro Padre. Sin él, o peor aún, contra él, los hombres no podremos encontrar jamás el camino que conduce al amor, no podremos derrotar jamás el poder del odio y de la violencia, no podremos construir jamás una paz estable.