El origen del turismo moderno en Suiza se sitúa a finales del siglo XVIII, cuando numerosos científicos y escritores descubrieron este país y sus paisajes. Posteriormente, en el siglo XIX, el alpinismo convirtió a Suiza en una de las clásicas metas de expediciones.
La preocupación por atender bien a los huéspedes es, pues, en Suiza una antigua tradición, y también hoy, son numerosos los jóvenes que se deciden por una profesión en el campo de la hotelería.
En Suiza, cada año, el 30 ó 40 por ciento de los alumnos que terminan la enseñanza secundaria van a la Universidad; el otro 60 ó 70 por ciento prefiere estudios de carácter práctico, de dos, tres o cuatro años de duración. Para ellos existen unas 300 carreras de formación profesional oficialmente reconocidas, entre las cuales se encuentran cinco en el sector hotelero.
Para ocupar un puesto relevante en un hotel o un restaurante, así como para trabajar en los servicios de dietas y limpieza de hospitales, establecimientos públicos o cafeterías de grandes empresas, universidades o fábricas, se exige uno de esos títulos.
Un sistema de formación triangular
El aprendizaje en el sector hotelero suizo se caracteriza por la coordinación entre la escuela, la empresa y la asociación profesional.
La escuela proporciona a cada estudiante la teoría básica necesaria para el ejercicio de la profesión. La empresa ofrece sus instalaciones para que los estudiantes hagan sus prácticas durante el tiempo que dura el aprendizaje y la asociación profesional supervisa el nivel de los estudios y lleva a cabo los exámenes finales del período de prácticas.
Desde hace unos años, los centros de formación "Sonnegg"y "Esche", anejos a las residencias universitarias "Sonnegg" y "Allenmoos", en Zürich, han sido reconocidos por el sistema hotelero suizo como sedes apropiadas para hacer las prácticas profesionales en el área de cocina y de asistencia hotelera.
Estos centros forman parte de un proyecto de promoción de la juventud de la Asociación Cultural Arbor, una asociación civil de utilidad pública fundada en 1961.
Las residencias están abiertas a jóvenes de cualquier nacionalidad y religión y ofrecen un ambiente de familia y de trabajo, que facilita que cada residente pueda rendir al máximo en los estudios y a la vez, sentirse como en su casa. Para quien lo desea, existe la posiblidad de conocer y profundizar en la fe católica y en sus aplicaciones concretas a la vida diaria. Esa tarea de orientación cristiana ha sido confiada a la Prelatura personal del Opus Dei.