Primero de Mayo

Pedro Regojo Otero, miembro del Club 55, recuerda cómo san Josemaría abrió un panorama al recordar a todos los hombres que el trabajo puede ser un camino para llegar a Dios sirviendo a los hombres.

Faro de Vigo Primero de Mayo (Descarga en PDF)

El Primero de Mayo es la jornada en que festejamos el día del trabajo, la festividad de San José Obrero.

El trabajo fue considerado durante mucho tiempo una maldición y hoy, a Dios gracias, se ha convertido en algo deseado y querido.

Estar parado sí que es una maldición y todos deseamos trabajar y tener un puesto de trabajo. Con el trabajo conseguimos varias cosas necesarias y dignas. La mayoría de los mortales conseguimos formar una familia y, con la ayuda de nuestras mujeres, educar y formar a nuestros hijos.

Muy pocos con su trabajo consiguen transformar un bloque de mármol en una escultura que, a veces, pueda ser casi divina. Otros consiguen con un instrumento y mucho trabajo de aprendizaje deleitarnos con su música y canciones.

Fruto del trabajo en equipo conseguimos automóviles, viviendas y alimentos que hacen una vida próspera. No hay pintores, cocineros, etc., sin trabajo. Y un trabajo duro.

Yo tuve la suerte de ser amigo de Salvador Dalí y este me decía que trabajaba doce horas diarias. Picasso decía aquella frase famosa sobre la inspiración artística: “Sí, tiene que haber inspiración artística, pero que te coja cuando estés trabajando”.

Los empresarios, creadores de empleo, han sido capaces de echar adelante sus proyectos con mucho trabajo y mucha valentía.

El trabajo debe ser el camino de la autorrealización, pero no siempre es así. Los trabajos en cadena ya sean de automóviles, confección, etc., no ayudan a ello, por eso se recomienda a los que dirigen que estos empleados cambien de puesto de trabajo para aminorar la monotonía.

La vida nuestra es una gota de agua en la inmensidad del océano, que es nuestra certeza de nuestra inmortalidad.

Por eso el trabajo que siempre cuesta puede convertirse en algo maravilloso si añades la motivación de ofrecerlo a nuestro padre Dios, que ve nuestra intención y lo sabe todo.

El 2 de octubre de 1928, un hombre carismático, trabajador y santo, San Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, nos abrió unos caminos nuevos para que se convirtiesen en caminos divinos.

El trabajo no es una maldición, si no que es la oportunidad para que haciendo bien las cosas, cuidando todo lo que está a nuestro alrededor, cooperemos con Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo en hacer un mundo más habitable y mejor y consigamos nosotros por la resurrección estar cerca del Señor.

Trabajo bien hecho incluye cuidar las cosas pequeñas. ¡Ahí está la diferencia! Mimar a tu cónyuge, cuidar a tus hijos, a tu familia, a tus amigos... La vida así vale la pena. El amor es la clave de convertir el sacrificio y el trabajo en algo maravilloso y bueno. No nos cansemos pues nos espera para los creyentes un final feliz.

Pedro Regojo Otero

Faro de Vigo