Plaza Josemaría Escrivá en Huelva

La primera plaza dedicada al beato Josemaría en España recibió ese nombre en 1976. Se encuentra en una barriada de Huelva. Los vecinos tienen una gran devoción por el beato y ya cuentan por cientos los favores recibidos.

Corría el año 75, cuando un grupo de personas solidarias con los obreros que venían a trabajar en las fábricas, procedentes de comarcas deprimidas como el Andévalo y la Cuenca Minera, decidieron hacer viviendas dignas para las familias que tenían que emigrar a la capital y desarraigarse de su tierra.

Espoleados por el párroco de la zona, don Manuel López Vega, acometieron dicha empresa a los pies de nuestra Patrona, en el soleado barrio de La Orden, con más ilusión que dinero (eran años de crisis económica y de transición política). Las viviendas se harían con subvenciones que llegarían en plazos periódicos.

A final de 1975, acometida la tarea, comenzaron a aparecer dificultades: la subvención no llegaba, los bancos no daban créditos a una empresa con tan poca solvencia como esta, etc.

Ante el panorama cerrado, el constructor, agobiado por las circunstancias, acudió a su amigo don Manuel López Vega. Éste, enterado del reciente fallecimiento en olor de santidad del sacerdote español monseñor Josemaría Escrivá de Balaguer, facilitó a su amigo una estampa con la oración para la devoción privada al siervo de Dios. Le aconsejó que rezara con fe y le propuso que, si se solucionaba el problema, pusiera el nombre del santo intercesor en una de las plazoletas.

Contra todas las previsiones, la subvención estatal llegó en el momento oportuno y el constructor pudo terminar su trabajo y cumplir su promesa. Así, en el año 1976, el rótulo con el nombre de la plaza se alzaba como el primero del mundo que hacía homenaje en el callejero al futuro beato. Gracias a esta iniciativa, ha podido desarrollarse una amplia labor social y de catequesis de las familias de la zona, que han entendido bien el mensaje de santificación de la vida ordinaria de Escrivá. La devoción en el barrio es grande: muchos hogares acuden a su intercesión a través de la estampa y se cuentan por cientos los favores y milagros reconocidos entre ellos.

Simpática resulta el de aquella viuda de Villarrasa, mujer de un guardia Civil que murió repentinamente y la dejó, de la noche a la mañana, con cinco niños y sin casa. Cierto día, uno de los hijos trajo del colegio una hoja informativa con la oración a monseñor Escrivá, que le había dado su maestro. Su madre la rezó, pidiendo la pronta solución de su acuciante problema. En ese momento llegó a verla un jefe de su marido que, gentilmente, le preguntó qué podía hacer por ella. La señora, con audacia, le pidió una casa -cosa imposible que no estaba en la mano del buen señor-. En una semana, sin embargo, le entregaron la solicitud de un piso subvencionado en La Orden. Dicho piso estaba ‘casualmente’ en la plaza de monseñor Josemaría Escrivá. Tras los trámites pertinentes, la viuda no sólo llegó a ser dueña de la vivienda, sino que consiguió además trabajo como limpiadora en aquellos nuevos edificios.

El 9 de enero se celebró el centenario del nacimiento de Josemaría Escrivá de Balaguer. A los 27 años de su fallecimiento, el proceso de Canonización del beato se encuentra en la fase final, con la reciente aprobación por parte de la Santa Sede -el pasado 20 de diciembre- del milagro necesario. Un buen motivo, sumado a los anteriores, para continuar acudiendo a su intercesión.

Sofía Navarrete // Huelva Información