"Os corresponde a vosotros, queridísimos jóvenes, renovar los lenguajes del arte y de la cultura"

Mensaje íntegro de Juan Pablo II a los participantes al encuentro internacional UNIV 2005.

Queridísimos jóvenes:

1. Me alegra dirigir mi más cordial bienvenida a todos vosotros, que habéis venido de diversas partes del mundo para participar en la cita anual del UNIV. Saludo con afecto a cada uno, y os invito a aprovechar la oportunidad de esta estancia en Roma para crecer en conocimiento y amor a Jesucristo. Saludo a quienes os acompañan; de modo especial, saludo al Obispo Prelado del Opus Dei, Mons. Javier Echevarría Rodríguez, que toma parte en el encuentro.

A partir de los estudios universitarios, os esforzáis por construir una nueva cultura, respetuosa de la verdad del hombre y de la sociedad. En este Congreso internacional afrontáis precisamente el tema “Proyectar la cultura”, concentrándoos en el lenguaje de la música.

2. La música, como todos los lenguajes artísticos, acerca el hombre a Dios, el cual ha preparado para quienes lo aman cosas “que ni ojo vio, ni oído oyó, ni pasaron por el corazón del hombre” (1 Cor 2, 9). Pero al mismo tiempo, el arte puede a veces transmitir una concepción del hombre, del amor, de la felicidad que no corresponde a la verdad del diseño de Dios. Es necesario, por tanto, realizar un sano discernimiento. Os repito lo que he escrito a los jóvenes del mundo entero en el Mensaje para la próxima Jornada Mundial de la Juventud: “¡No creáis en falaces ilusiones y modas efímeras que no pocas veces dejan un trágico vacío espiritual!” (n. 5). Os corresponde a vosotros, queridos jóvenes, renovar los lenguajes del arte y de la cultura. Empeñaos, por tanto, en alimentar en vosotros la valentía de no aceptar comportamientos y distracciones cuyo incentivo sea el exceso y el ruido.

3. Como os recuerdan en las numerosas actividades de formación promovidas por la Prelatura del Opus Dei bajo la guía del Obispo Prelado, toda persona, de cualquier condición y estado, está llamada a descubrir diariamente a Cristo en la propia existencia. La vocación de los fieles laicos –lo sabéis bien– es tender a la santidad, animando cristianamente las realidades temporales. De ahí que también para vosotros, queridos estudiantes y profesores universitarios, como gustaba repetir a San Josemaría, el trabajo y el estudio deben ser “una continua oración, con las mismas palabras entrañables, pero cada día con música distinta. Es misión muy nuestra transformar la prosa de esta vida en endecasílabos, en poesía heroica” (San Josemaría Escrivá, Surco, n. 500).

María Santísima os ayude a encontrar a su Hijo Jesús en la liturgia de esta Semana Santa, y en los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía. La Virgen Madre de Dios, Mujer Eucarística, os conduzca a cada uno a la alegría del encuentro con Cristo.

Con estos sentimientos os bendigo a vosotros y a vuestras familias, y expreso de corazón mi más calurosa felicitación por la Santa Pascua.

Desde el Vaticano, 19 de marzo de 2005

IOANNES PAULUS II