"Soy un periodista que se ocupa de temas religiosos -relata Vittorio Messori-, y he encontrado natural, en un cierto momento de mi actividad profesional, tratar de entender más y mejor esa especie de 'agujero negro' de la historia de la Iglesia que es el Opus Dei. Me explico: yo mismo me he dado cuenta de que conocía poco y mal el Opus Dei".
Tras dos años de trabajo, y afrontando el tema con objetividad -"con la solidaridad del creyente, pero sin prejuicios positivos ni negativos"-, ha examinado, sobre todo, las acusaciones principales que se han lanzado a la opinión pública contra esta institución de la Iglesia. "He llegado a la conclusión honesta y objetiva, me parece, de poder decir en conciencia que muchas de las cosas que se cuentan del Opus Dei son calumnias o incomprensiones, o cosas de este tipo".
A Messori le ha llamado la atención "cómo los hombres y mujeres del Opus Dei concilian una profesionalidad moderna con la piedad tradicional".
En su opinión, lo más difícil de entender y explicar del Opus Dei es cómo sus miembros conjugan la fidelidad a la doctrina, a la fe y a las costumbres, con el pluralismo en las opciones sociales y políticas.
"Uno piensa que el Opus Dei es monolítico... y en realidad lo es, pero en lo que se refiere a lo esencial, a la fe, la doctrina; pero luego existe ese gran pluralismo, que he comprobado yo mismo".
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Un informe para los editores
Aquí tienen lo que he conseguido averiguar. Ha pasado bastante más de un año desde que decidí investigar -como un cronista con aires de detective- tal y como lo habría hecho sobre la Mafia. No sobre la mafia siciliana, sino sobre una institución española: el Opus Dei, la Obra, como la llaman en castellano.
Una "leyenda negra"
El Opus Dei: un nombre adecuado, con un punto de suspense. Un escritor experimentado en novelas de intriga difícilmente hubiera ideado un nombre mejor. En Italia es conocido que Mussolini, al poner en marcha su policía secreta, indicó que lo primero de todo era escoger el nombre. Quería uno que provocase inquietud y temor con sólo pronunciarlo.
Muchas sectas, una prelatura
Atacada desde fuera con continuas y repetidas campañas de prensa, denuncias e intentos de prohibición que llegan hasta la formulación de interpelaciones parlamentarias; atacada desde dentro por parte de aquellos católicos que condenan como «integrismo preconciliar» su radicalismo evangélico y como «voluntad de restauración» su fidelidad compacta al Magisterio papal, la Obra está bajo el fuego -en todo el Occidente, y en particular en los Estados Unidos- de los «movimientos anti sectas».
Dentro de la Obra
Me ocupé no sólo de los escritos publicados (tanto a favor como en contra) sino también de otros informes, incluso de los difundidos a multicopista y de los mecanografiados. Les doy mi palabra de que ninguna de mis peticiones de información ha sido rechazada. Han puesto a mi disposición sus míticos archivos y todo lo que les he pedido.
"Un fundador sin fundamento"
Hasta el momento, no hemos hablado más que del presente. De un presente en el que el Opus Dei puede acelerar sus motores (aunque con la discreción que conocemos) y continuar creciendo en la Iglesia, día tras día, vestido ya con un traje a la medida, e incluido -como Prelatura- en la misma estructura jerárquica católica, con la fuerza de contar con decenas de millares de miembros.
Lo raro de no ser raros
Pero no es distinto el «ambiente emocional», como se dice ahora, de los Centros del Opus Dei donde viven los numerarios y las numerarias. Prosigue el mismo Gómez Pérez: «en los Centros del Opus Dei, el estilo, desde el principio, es el de una casa de familia. Como la vinculación al Opus Dei implica una voluntariedad renovada -quien no quiere seguir se va-, el ambiente emocional de un Centro es el de una familia bien avenida».
Una realidad religiosa
Para juzgar las consecuencias sociales del Opus Dei, no es imprescindible tener fe. Pero si se pretende entender la esencia de esta institución, hay que esforzarse al menos por imaginar en qué puede consistir una experiencia espiritual, de fe.
Sigue dónde estás: "Labora et ora"
Rafael Gómez Pérez escribe: «No hay en el espíritu del Opus Dei profesiones prohibidas, a no ser las que se autoexcluyen al colocarse fuera de la moral cristiana y aun de la moral natural. No están prohibidas las profesiones comerciales y mercantiles, ni las políticas, a pesar de los tópicos corrientes sobre las dificultades de desempeñar con eficacia ese tipo de profesiones y ser, a la vez, honrado. Según el espíritu del Opus Dei, se trata no sólo de ser honrado en esa como en las demás profesiones, sino además de vivirlas con sentido sobrenatural».
Una agencia para el espíritu
«Original» es, según la etimología, «lo que vuelve a los orígenes». Eso es lo que buscó Escrivá, en esto reside su «originalidad»: en regresar a las raíces. Por eso, decía que «el modo más fácil de entender el Opus Dei es pensar en la vida de los primeros cristianos».
Quién va y quién viene
Y en el caso de que haya «vocación» -o al menos indicios de «vocación»-, ¿quién puede llamar a la puerta para salir de dudas, y para que otros lo comprueben de modo objetivo, en la medida que esto es posible para los hombres?
La respuesta es muy sencilla: todos. Hombres y mujeres, solteros, casados o viudos, de cualquier condición social, nacionalidad, raza, con al menos dieciocho años pero sin límite de edad por arriba. Me contaron que no pocos han entrado en el Opus Dei con ochenta y con más años: «obreros de la última hora», según las categorías evangélicas, pero no por eso rechazados.
Vocaciones con contrato
Hemos visto hasta el momento quién entra en el Opus Dei y por qué. Queda por ver cómo se entra y, si es el caso, cómo se permanece. Para explicarlo usaré de nuevo la imagen de la «agencia».
Laicos, pero de verdad...
Si eso es cierto, ¿cómo se organiza? Si no hay «categorías» diferentes ni «clases» distintas, ¿qué consecuencias tienen esos nombres que hemos escuchado: numerarios, agregados, supernumerarios? ¿Y de dónde proceden los sacerdotes? ¿A qué se dedican?
Sacerdotes, "sólo" sacerdotes
El hilo de nuestra argumentación nos conduce a los sacerdotes. Ocupémonos de este clero singular, al que está prohibido ser clerical. El fundador señalaba: «Que nuestros sacerdotes no consientan que sus hermanos les presten servicios innecesarios. Cada uno debe guardar en su corazón los mismos sentimientos que tuvo Jesús, que dijo: "el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir". Así debe suceder entre vosotros».
El cilicio y los ángeles
Se impone un breve paréntesis. En la última cita hemos transcrito en cursiva las palabras sin excluir la mortificación corporal. No se excluye, por tanto, ni siquiera el famoso cilicio, que ocupa un lugar importante en la leyenda de la Obra como escondrijo de los últimos oscurantistas medievales. Lo hemos mencionado ya al hablar del escándalo de los sospechosos movimientos antisectas. ¿No es el cilicio una aberrante y morbosa forma de masoquismo, indigna de un cristianismo «adulto», «abierto»? ¿No es la tradicional España triste, fanática y sanguinaria?
Cada uno a su manera...
Junto a la fidelidad doctrinal, y en sintonía con esta universalidad, otro rasgo del Opus Dei es la plena libertad para todos sus miembros en todo lo opinable, en lo que la Iglesia ha dejado a la autónoma discusión de los fieles.
Negras sombras
En este capítulo volveremos la mirada al fundador y dedicaremos amplio espacio -al menos, más que de ordinario- a citas de sus escritos.
(EUNSA, 1994)