No se pueden quedar solos

Una llamada de socorro: el Colegio Santiago Apóstol, ubicado en una zona muy deprimida de Valencia, no tenía recursos para el sencillo desayuno de sus alumnos -para muchos lo primero que toman cada mañana-. Varios universitarios del Colegio Mayor Albalat consiguieron en dos días, con la ayuda de muchos valencianos, más de 500 litros de leche y 400 paquetes de galletas. Pero hubo que seguir ayudando...

'Debido a la crisis económica, los responsables del colegio no podían seguir manteniendo los desayunos que proporcionaban a sus alumnos, que para muchos lo primero que toman cada mañana'.

Los retrasos en el cobro, en ocasiones llevan al límite a muchos colegios, que no pueden atender los gastos generales mínimos y se ven obligados a recortar sus servicios.

En esta situación se encontraba el claustro y la directora del Colegio Santiago Apóstol del Cabañal, colegio con un alto índice de estudiantes inmigrantes, entornos familiares conflictivos, o escasos recursos económicos.

Todo empezó por una llamada de auxilio

"Hace poco más de un año -relata el director del Colegio Mayor Albalat -, a través de la ONG Cooperación Internacional , recibimos una llamada de auxilio del colegio diocesano Santiago Apóstol, ubicado en una zona muy deprimida de Valencia. Debido a la crisis económica, los responsables del colegio no podían seguir manteniendo los desayunos que proporcionaban a sus alumnos, cada día al llegar al colegio, en lo que constituía la primera y en ocasiones única comida del día para muchos de ellos. Necesitaban urgentemente cientos de litros de leche y muchas galletas y nos pedían ayuda".

Como se dice en Valencia, “pensat y fet” (dicho y hecho). “En dos días, recogimos más de 500 litros de leche y 400 paquetes de galletas”.

Bastó una reunión con los colegiales y estudiantes que frecuentan el Colegio Mayor Albalat , - obra corporativa del Opus Dei -, para que surgiera un nutrido grupo de voluntarios, que en los días siguientes abandonaron sus libros, dejaron temporalmente su puesto en la biblioteca del Colegio Mayor y se apostaron en las puertas de los supermercados más próximos hasta obtener de los buenos vecinos muchos más litros de leche y galletas de los que eran necesarios de modo inmediato.

Tras esta primera, no hemos podido dejar de ayudarles, con más campañas de recogida de alimentos, pintando aulas, jugando con los alumnos en los tiempos de descanso, etc., porque, aunque ellos ni se lo imaginan, la auténtica ayuda, nos la prestan ellos dejándose ayudar. Como dice Gregorio, estudiante de 4º de ADE, “aunque siga siendo un tópico hay que decirlo: muchas veces dar es recibir y la inversión de tiempo para los demás resulta una ganancia”.

Aprendimos la solidaridad de San Josemaría

El voluntariado es una parte muy importante en la vida universitaria del Colegio Mayor, porque aprendimos de San Josemaría que " la Universidad no debe formar hombres que luego consuman egoístamente los beneficios alcanzados con sus estudios, debe prepararles para una tarea de generosa ayuda al prójimo, de fraternidad cristiana ". Y en el libro Conversaciones con Monseñor Escrivá de Balaguer , concretaba: " yo la solidaridad la mido por obras de servicio, y conozco miles de casos de estudiantes españoles y de otros países, que han renunciado a construirse su pequeño mundo privado, dándose a los demás mediante un trabajo profesional, que procuran hacer con perfección humana, en obras de enseñanza, de asistencia, sociales, etc., con un espíritu siempre joven y lleno de alegría ". ( Conversaciones, 75 ). Los jóvenes tienen una predisposición natural a ayudar, y desde el Colegio Mayor queremos despertar ese compromiso social realizando distintas campañas en las que, ante todo, se dé de nuestro tiempo.

'Tras esta primera, no hemos podido dejar de ayudarles, con más campañas de recogida de alimentos, pintando aulas, jugando con los alumnos en los tiempos de descanso, etc.'.

En octubre por ejemplo, durante un fin de semana fuimos a pintar varias aulas del colegio. En total participaron 15 estudiantes que fueron sustituyéndose, por turnos. “Ya os podéis imaginar, calzarse el mono de faena y coger la brocha... De entrada no es lo que más te apetece hacer un sábado por la tarde, pero si es por los demás, merece la pena, es más divertido y acabas sintiéndote muy bien”, apunta Carlos, estudiante de odontología.

'Es muy impactante el trabajo que se lleva a cabo en este colegio. Rompe un poco los esquemas de la escuela tradicional, ya que no se preocupan sólo del aspecto académico, sino del bienestar de sus alumnos en un sentido más amplio'

Julio acude cada viernes al colegio para entretener a los chicos durante el tiempo de recreo: “es muy impactante el trabajo que se lleva a cabo en este colegio. Rompe un poco los esquemas de la escuela tradicional, ya que no se preocupan sólo del aspecto académico, sino del bienestar de sus alumnos en el sentido más amplio de la expresión; de hecho, uno de los servicios adicionales que se ofrecen en el colegio es el de desayuno. Este año, desde Albalat hemos hecho una campaña de recogida de leche y galletas. Muchos es lo primero que toman esa mañana.”

Hay unas crisis más críticas que otras

Con la crisis, que está afectando más especialmente a quienes carecen de todo, el vaso de leche con galletas que todos los niños tomaban al llegar al colegio, se veía seriamente amenazado. Desde el Colegio Mayor Albalat nos propusimos hacer una campaña de recogida de leche y galletas en las puertas de algunos supermercados, de acuerdo con ellos. Como se dice en Valencia, “pensat y fet” (dicho y hecho). “En dos días, recogimos más de 500 litros de leche y 400 paquetes de galletas”, cuenta Luis Nieto, uno de los voluntarios y estudiante de 4º de ade y derecho.

“Sabemos que esta ayuda es pequeña, pero bueno, por lo menos hemos logrado tres cosas: no quedarnos parados, facilitar que muchos valencianos colaboren en esta causa, y ayudar un poco a tapar un agujero'.

En una semana la leche ya estaba en el Colegio de El Cabañal, y el desayuno de los próximos dos meses asegurado. “Sabemos que esta ayuda es pequeña, pero bueno, por lo menos hemos logrado tres cosas: no quedarnos parados, facilitar que muchos valencianos colaboren en esta causa, y ayudar un poco a tapar un agujero, en un momento en que tanta gente lo está pasando mal”, concluye Julio, graduado en relaciones laborales.

Por supuesto, la iniciativa fue objeto de atención por parte de los periódicos locales, merced al agradecimiento del colegio, pero no nos enorgullecemos por esto. Como dice Salva, estudiante de ingeniería de caminos, “la sociedad hace tanto por nosotros y somos tan afortunados, que lo menos que podemos hacer es corresponder con un poco de nuestro tiempo”.