El obispo de Barbastro-Monzón, Juan José Omella, se refirió en la noche del miércoles a “los santos vinculados al Altoaragón” y citó a “San Lorenzo, San Vicente, los mártires, San Ramón, Nunilo y Alodia, los beatos Florentino Asensio, Ceferino Jiménez, El Pelé”, y San Josemaría Escrivá”, como “estímulos de vida cristiana” y “manifestación del derroche de amor en esta tierra altoaragonesa”.
El prelado presidió en la Catedral de Barbastro una solemne concelebración eucarística con cuarenta sacerdotes de la diócesis y cientos de personas que llenaban el templo, en una ceremonia en honor del nuevo santo barbastrense, canonizado el pasado 6 de octubre en Roma.
Junto al obispo celebraron el vicario de la Delegación del Opus Dei en Zaragoza, Javier Ruza, y José Mora, deán de la Catedral. Cantó la Coral Barbastrense, dirigida por Julio Broto. Un retrato del nuevo santo fue colocado junto al altar mayor donde tuvo lugar la ceremonia, a la que asistieron vecinos de Barbastro y localidades cercanas.
El obispo manifestó su alegría “por la elevación a los altares de un hijo de la ciudad” y destacó su mensaje, como “llamada universal a la santidad”. Omella glosó tres aspectos, “vivir con gozo el cristianismo”, “la esperanza, con el buen humor y la alegría”, y “el amor, que lleva a querer y a servir a todos”.
Monseñor Omella explicó que “los santos remiten a Dios y suponen “un estímulo con su ejemplo, porque con sus fallos y limitaciones lucharon por dejar que El obrara en sus vidas”. En su petición final a San Josemaría, el obispo pidió que “nos ayude a ser santos, humildes y valientes, alegres y esperanzados, al servicio de los más necesitados”.
El templo catedralicio barbastrense fue un lugar especialmente entrañable para la familia Escrivá, ya que en el San Josemaría recibió el bautismo y la confirmación, y vivió con su familia varias devociones, como la Dormición de la Virgen o la del Santo Cristo de los Milagros, en cuya capilla se casaron sus padres.