Mayo de 1931 a 28 de octubre del mismo año

San Josemaría entre los enfermos de Madrid (1927-1931)

Desde comienzos del curso 1930-1931, Dios venía pidiendo a don Josemaría que dejara el Patronato de Enfermos para dedicarse con más intensidad al Opus Dei76. El ejercicio de su ministerio en esta capellanía no aseguraba su permanencia en la diócesis de Madrid-Alcalá y limitaba seriamente su libertad de movimientos para atender las exigencias implicadas en la fundación de la Obra. Por tanto, debía encontrar cuanto antes un nuevo cargo ministerial que le permitiera solucionar estos dos problemas; y, por lo pronto, debería dejar de vivir en Santa Engracia.

Pudo hacerlo así cuando con ocasión de la quema de conventos del 11 de mayo de 1931, ante la amenaza de un asalto a la iglesia del Patronato de Enfermos, fue conveniente realizar el traslado del domicilio familiar al pequeño ático de un edificio situado en Viriato, n. 22, propiedad de Luz Casanova77.

Sin embargo, pronto comprobó que se imponía encontrar una solución definitiva a su desbordante actividad. Acudió a la oración para obtener la gracia de poder dejar las damas apostólicas. El 18 de junio, fiesta de San Efrén, el Señor se lo concedió. Las religiosas aceptaron su cese78, pero don Josemaría debía seguir actuando como capellán hasta que encontraran un sustituto. Por esta razón, se alargó aún unos meses más esta situación que resultaba insostenible desde todos los puntos de vista. El día 15 de julio, desahogaba así su corazón sacerdotal en sus Apuntes :

Voy a dejar el Patronato. Lo dejo con pena y con alegría. Con pena, porque después de cuatro años largos de trabajo en la Obra Apostólica, poniendo el alma en ella cada día, bien puedo asegurar que tengo metido en esa casa Apostólica una buena parte de mi corazón... Y el corazón no es una piltrafa despreciable para tirarlo por ahí de cualquier manera. Con pena también, porque otro sacerdote, en mi caso, durante estos años, se habría hecho santo. Y yo, en cambio,... Con alegría, porque ¡no puedo más! Estoy convencido de que Dios ya no me quiere en esa Obra: allí me aniquilo, me anulo. Esto fisiológicamente: a ese paso, llegaría a enfermar y, desde luego, a ser incapaz de trabajo intelectual79.

Entretanto, buscaba una nueva capellanía compatible con las exigencias que le imponía la fundación del Opus Dei. Una serie de sucesos providenciales le llevaron a poder trabajar desde septiembre como capellán interino en el patronato de Santa Isabel, pero sin nombramiento oficial de ninguna clase y sin recibir retribución alguna. Y el día de San Mateo, 21 de septiembre, celebró allí por primera vez la Santa Misa.

A pesar de todo, como aún no había aparecido un sustituto en el patronato, no modificó su relación con la Obra Apostólica ni con las visitas a enfermos. Como hemos visto más arriba, seis días después de empezar a trabajar en Santa Isabel, el 27 de septiembre, todavía se le pidió que visitara a un enfermo (doc. 76)80. Seguía confiando –aunque humanamente no veía solución alguna– en que el Señor intervendría de nuevo y que serían las religiosas quienes tomaran la determinación de dar fin a esta situación de pluriempleo.

Y así fue. El 28 de octubre, se acercó a Santa Engracia y allí se le comunicó que desde esa fecha se prescindía de sus servicios en el patronato. En los Apuntes de ese día, sobriamente, dejó constancia de cómo le dolió el modo en que se le comunicó la decisión. Esta contradicción final le confirmó en la idea de que Dios había escuchado su oración puesto que tampoco faltaba ahora el resello de la Cruz 81.

Pero el día 29 tuvo serenidad para escribir un largo párrafo que abarca seis números de sus Apuntes íntimos 82. Por la estrecha relación que guarda con los enfermos del patronato que ahora debería dejar y los que empezaría a atender desde entonces, entresacamos la referencia que hace en uno de estos números a un acontecimiento que consideró un “favor del Señor”, el mismo día 28, recibido con agradecimiento en medio de la congoja que sufría:

Otro favor del Señor: ayer hube de dejar definitivamente el Patronato, los enfermos por tanto: pero, mi Jesús no quiere que le deje y me recordó que Él está clavado en una cama del hospital... Precisamente ayer, antes de saber lo de las Apostólicas, me hablaron de la Congregación de S. Felipe Neri, para atender a los pobres enfermos del Hospital General. Hoy he estado en los locales de la Congregación:

He hablado al padre S[ánchez] de esto y me ha dado su permiso: desde el próximo domingo, comenzaré a ejercitarme en ese hermoso oficio...83.

El 28 de octubre de 1931, pues, una puerta se cerraba pero otra se abría. San Josemaría iba a iniciar un nuevo modo de proceder en la atención sacerdotal a los enfermos en Madrid. Desde el domingo siguiente, de un modo más ordenado y ajustado a sus posibilidades de tiempo, su caridad pastoral le impulsó a desarrollar una intensa labor asistencial y sacramental en el Hospital General84.

Estas visitas hospitalarias no obstaculizaron el cumplimiento de los deberes que había asumido como capellán interino del Patronato de Santa Isabel, ni tampoco de los que le imponía la fundación del Opus Dei. Al contrario, a partir de entonces este modo de atender enfermos y moribundos en los hospitales de Madrid llegó a constituir uno de los medios con que contó para formar el alma y el corazón de la juventud que se acercaba a su apostolado. Pero esta nueva andadura de san Josemaría pide de por sí otro trabajo de investigación, distinto del presente.

Julio González-Simancas y Lacasa