Lucía, la niña asturiana que «está viva gracias a un milagro»

La familia de una pequeña ovetense que logró salir de un coma sin que los médicos puedan explicarlo atribuye la salvación a sus rezos a Álvaro del Portillo.

Nuria Rodríguez y su hija Lucía ayer en un parque de Oviedo. / ÁLEX PIÑA

PDF: Lucía, la niña asturiana que «está viva gracias a un milagro»

Muchos creen que los milagros no existen pero en ocasiones ocurren hechos que no tienen explicación. Cuando Lucía tenía tan solo un mes y medio tuvo que ser ingresada en un hospital de Santiago debido a que había sufrido una convulsión. Aunque los médicos en principio no encontraron nada raro decidieron mantenerla en observación toda la noche del 6 de julio, hace ahora ya nueve años. Durante el tiempo que estuvo ingresada la pequeña sufrió ocho convulsiones más, una cada hora y media, aunque de todas lograba volver en sí de forma natural. En la última de ellas, ya día 7 por la mañana, eso no fue así. No lograba recuperarse de la misma forma que las otras veces y tuvieron que llevarla a la UCI. «Los médicos nos informaron de que no sabían qué le pasaba pero que no lograban sacarla de ese 'estatus convulsivo'», recuerda Nuria Rodríguez, su madre.

«No soy del Opus Dei pero siempre he sido creyente y por eso recé», dice la madre de la niña, nueve años después del suceso

La segunda vez que los médicos informaron esa noche a la familia fue para comunicarles que no lograban que la niña volviera y que la única forma de que no muriera era induciéndole un coma barbitúrico. «El doctor nos dijo que era como si su cerebro estuviera en llamas y no pudiesen apagarlas. Que la única forma de hacerlo era desconectando la televisión», cuenta la madre de la pequeña. Además, también les dijo que «ahora si que necesitamos un milagro». A pesar de todos los esfuerzos del personal del hospital les recomendaron que pasasen a despedirse pues lo más probable era que Lucía no llegase a salir de ese coma.

«En esos momentos no puedes evitar que se te venga el mundo encima», recurres a todo lo que se te pasa por la mente para buscar una solución y Nuria en lo que pensó fue en rezar. «No soy del Opus Dei pero siempre he sido creyente», dice. Le rezó a todos los santos que conocía y a todas las estampas que encontró por el hospital. Una de ellas, la de Álvaro del Portillo, la metió en su cartera junto a la foto de su hija.

Tras otra larga noche, el día 8 los médicos intentaron sacar a la pequeña del coma. La niña no sólo sobrevivió sino que fueron quitándole la medicación poco a poco y, al final, despertó.

A día de hoy no se sabe que tuvo Lucía y cómo consiguió sobrevivir, pero Nuria no puede evitar pensar que Álvaro del Portillo tuvo algo que ver: «Le recé a mucha gente pero como puse su estampita junto a la foto de mi hija siempre pensé que se había salvado por intercesión suya. Desde entonces aún lo llevo en la cartera».

El 27 de septiembre, el que fuera el primer sucesor del fundador del Opus Dei, será beatificado en Madrid, su ciudad natal. Aunque el milagro de Lucía no es la razón de esta beatificación. El suceso que se le atribuye y por el que se le ha concedido es la recuperación instantánea de un niño chileno, José Ignacio Ureta Wilson, que a los pocos días de nacer sufrió un paro cardiaco de más de media hora y una hemorragia masiva.

Antes de eso, el 29 de este mes, Oviedo acogerá una exposición itinerante 'Un santo en datos' sobre la figura de este hombre. Nuria Rodríguez estará en la inauguración, que tendrá lugar a las 20 horas en la Sala de la Cámara del Auditorio Príncipe Felipe. Junto a ella también participarán Yolanda Cagigas, directora del Archivo de la Biblioteca de la Universidad de Navarra y comisaria de la exposición y el abogado, Pablo García Vallaure.

Alicia G.-Ovies

El Comercio