Líbano: prepararse para ayudar a la paz

Aprender cómo los agentes internacionales actúan en la crisis humanitarias y comprender el nuevo papel de la universidad en la prevención de los conflictos y en los procesos de paz, han sido algunos de los objetivos de la "Summer School" que ha tenido lugar este verano en el Líbano.

Sesión de apertura de la Summer School.

Las dos primeras ediciones de la Summer School de la Asociación Europea de Estudios Internacionales, en las que participaron unos 30 estudiantes, tuvieron lugar en Bosnia Herzegovina y en Serbia. La de este año se ha desarrollado en el Líbano, un país con necesidades reales e importantes y en el que la emigración no cesa de aumentar: cerca de 173.000 libaneses se expatriaron en 1998; 350.000 lo han hecho en el año 2000.

La concepción más difundida que de la ayuda humanitaria tiene la comunidad internacional consiste principalmente en la mediación, en casos de emergencia, a través de operaciones especiales de auxilio fundamentalmente material. "Como es lógico -dice Massimo Caneva, organizador de la Summer School junto a la Fundación RUI- la tarea más urgente consiste en poner remedio a los efectos inmediatos de las crisis: restablecer la seguridad y abastecer las zonas de conflicto de bienes de primera necesidad. Después viene el empeño, a menudo dificilísimo, por la estabilidad de la situación, que a veces supone reconstruir todo el sistema estatal".

La experiencia libanesa ha mostrado a los participantes que la solución a los problemas no consiste sólo en encontrar las causas profundas de las crisis. Asimismo, el desarrollo no consiste tampoco en una mayor riqueza de bienes materiales, sino sobre todo en un proceso de transformación social que elimine las fuentes principales de la indigencia, de la ignorancia y de la injusticia. La cooperación al desarrollo es más bien una operación cultural, que ayuda a las partes en conflicto a comprenderse y a dialogar en la búsqueda de una común identidad nacional, en el respeto de las tradiciones y de la cultura de cada pueblo.

Los estudiantes -en su mayoría italianos, aunque entre los participantes también había ingleses, franceses y suizos- han sido recibidos por el Embajador italiano en el Líbano, por el Jefe de la Delegación de la Comisión Europea y por el Representante del Secretario General de las Naciones Unidas en el país, por el Comandante de las Fuerzas de Paz UNIFIL y su equipo de mando, por el Patriarca Maronita y por algunas autoridades del mundo universitario libanés.

Entre los distintos actos académicos que tuvieron lugar, fue muy apreciado el simposio sobre turismo cultural promovido por la Asociación ALDEC (Asociación Libanesa de la cultura y del desarrollo). La ALDEC, que nació como fruto del empeño de algunos fieles de la Prelatura del Opus Dei libaneses y de otras personas, está metida en un proyecto social que abarca varios pueblos del Monte Líbano. A partir del desarrollo de centros de agriturismo que promuevan un turismo familiar respetuoso con las tradiciones, ALDEC quiere favorecer el conocimiento y la comprensión entre las diversas comunidades religiosas libanesas y contener así el preocupante fenómeno de la emigración, especialmente grave entre los católicos.

Uno de los participantes declara que "la Summer School ha sido una experiencia preciosa. Me ha ayudado a entender la compleja situación del 'País de los cedros' y la valiosa aportación que la fe cristiana puede ofrecer al trabajo diplomático y a la cooperación humanitaria, esencial para la paz". En el ámbito de la cooperación internacional, "la experiencia adquirida en la Summer School continúa a lo largo del año a través de seminarios de estudio sobre temas como los derechos humanos, o el papel que la diplomacia y la universidad juegan en las diversas crisis internacionales", señala Caneva, presidente de la Asociación Europea de Estudios Internacionales.