La Universidad de Navarra cumple 50 años y nombra tres nuevos Honoris Causa

En la celebración de su 50º aniversario, la Universidad de Navarra otorgó el doctorado honoris causa a tres prestigiosas personalidades: Mary Ann Glendon, catedrática de la Universidad de Harvard (EE. UU); Anthony Kelly, profesor de la Universidad de Cambridge (Reino Unido); y Antonio Mª Rouco, cardenal arzobispo de Madrid.

Los tres nuevos doctores Honoris Causa con el Gran Canciller.

El acto estuvo presidido por el Gran Canciller de la Universidad de Navarra y prelado del Opus Dei, Mons. Javier Echevarría, quien manifestó que la incorporación de estas personalidades de gran relieve universitario al claustro de doctores de esta Universidad constituye “un estímulo para proseguir la tarea de búsqueda de la verdad con ilusión renovada y con unas metas muy altas al servicio de todos los hombres”.

Agregó que su ejemplo “nos impulsa a reflexionar sobre algunos aspectos del quehacer universitario en el contexto de la celebración del quincuagésimo aniversario de esta Universidad, que acontece en un momento de profundos cambios sociales”.

El Prelado del Opus Dei, tras señalar que “la institución universitaria no debe permanecer nunca al margen de los avatares históricos de la cultura humana”, afirmó: “La universidad es un lugar de libertad solidaria, de fraterno servicio al hombre, donde se busca avanzar en el conocimiento de la realidad para el bien común, pero con la necesaria autonomía para no convertirse en un engranaje más de un poder económico o político”.

En el acto también intervinieron los padrinos de los nuevos doctores honoris causa: Julio Muerza, decano de la Facultad de Derecho; Javier Gil, profesor de la Escuela Superior de Ingenieros; y Francisco Varo, decano de la Facultad de Teología.

Expertos en derechos humanos, Ciencia de Materiales y Teología

El Cardenal Rouco Varela recibe el diploma.

La norteamericana Mary Ann Glendon es experta en bioética, derechos humanos y derecho constitucional comparado de Europa y EE. UU. Mons. Javier Echevarría destacó “su excelencia académica extraordinaria en el saber jurídico, que le ha permitido afrontar -con indiscutida competencia- cuestiones vitales en las presentes circunstancias de la vida humana y del concierto de las naciones. Ha profundizado en los derechos humanos, con la mirada puesta en la dignidad de la persona, a través de numerosas publicaciones que han tratado, entre otros temas, de la vida política, de la familia, del divorcio y del aborto, y que han recibido prestigiosos premios”.

Anthony Kelly, profesor emérito de Ciencia de Materiales y Metalurgia de la Universidad de Cambridge, está considerado como uno de los padres de los “materiales compuestos” y ha desempeñado diversos puestos directivos, investigadores y docentes en las universidades de Illinois y Northwestern, en EE. UU., y en las de Birmingham y Surrey, en el Reino Unido.

“Su vida académica, jalonada de numerosos premios y reconocimientos internacionales, se ha caracterizado por el afán de servicio, que le lleva a una abnegada labor de formación de discípulos y a compartir su saber”, señaló el Gran Canciller de la Universidad de Navarra.

Por último, se refirió a la trayectoria del cardenal Antonio Mª Rouco, arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española desde 1999. Según el prelado del Opus Dei, “constituye un ejemplo de sacerdote con gran sentido universitario. El servicio a la Iglesia y su amor a la verdad le han llevado al ejercicio de la investigación y de la docencia en el campo teológico -especialmente en la Teología Fundamental y en la Eclesiología-, y en el campo jurídico, en las Universidades de Munich y de Salamanca”.

Los doctores, en la ceremonia.

Con la investidura de estos tres doctores honoris causa, la Universidad de Navarra, en sus 50 años de historia, ha concedido esta distinción a 32 personas de relevancia internacional en sus respectivos campos.

Colaboración interdisciplinar y trabajo en equipo

Tras las palabras de elogio a la biografía de los tres doctores honoris causa, Mons. Javier Echevarría se refirió a que en la actualidad “los desafíos que la sociedad plantea al hombre de ciencia requieren una fuerte colaboración interdisciplinar y una creciente mentalidad de trabajo en equipo”.

Esto permitirá afrontar “cuestiones actuales de gran importancia que afectan a la dignidad del hombre: la protección y el cuidado de la vida humana, el matrimonio y la familia, la ecología, los interrogantes éticos planteados por el desarrollo tecnológico o los problemas de justicia, de paz y de derechos humanos”, dijo.

El rector, el Gran Canciller y el presidente de Navarra, ante el coro.

Por otro lado, destacó que “en diversos países la institución universitaria está sujeta a presiones legislativas, económicas, y culturales que crean un proceso de reforma que reduce el fin de las universidades a la sola preparación de profesionales para concretas necesidades sociales”. Esa lógica, según el Gran Canciller, provoca que “con frecuencia se separen la investigación y la docencia, y se abandonen las humanidades. Y la difusión de esta tendencia significaría privar a la sociedad de uno de sus más importantes instrumentos de progreso humano”.

Crecer en humanidad y sentido cristiano

Asimismo, Mons. Javier Echevarría subrayó la labor fundacional de San Josemaría Escrivá: “Bajo su orientación, los iniciadores de la Universidad no contaban con medios materiales, pero tenían clara su misión: comenzaban una universidad en la que, por su propia naturaleza, la investigación era fundamento de la docencia. Y así ha sido desde el primer momento”.

Por último, manifestó también que “la competencia profesional de los estudiantes no es suficiente, pues necesitan crecer también en humanidad y en sentido cristiano, para poder servir a los demás de modo adecuado a la dignidad de las personas”.