La solidaridad traspasa fronteras

50 jóvenes participaron en una labor de voluntariado en Croacia y Rumanía

Sensibilizar a las personas ayudándolas en diferentes tareas. Ese es el reto que se han propuesto dos asociaciones juveniles de Castilla y León: la Fundación Trechel y la Fundación Artes. El objetivo de estos proyectos de voluntariado, financiados en parte por la fundación Kumen, es el de sensibilizar a las personas en materia de convivencia entre distintos países. En la Fundación Trechel fueron 35 las chicas, la mayoría de ellas de bachillerato, las que quisieron realizar una labor de voluntariado en la ciudad de Carei en Rumanía. La mayoría de ellas tenían entre 16 y 17 años, y los lugares a los prestaron sus servicios fueron a un centro psiquiátrico haciendo tareas de acompañamiento de enfermos y algunas de bricolaje como pintar la valla, el comedor y algunas habitaciones. También en un asilo acompañando a ancianos y en limpieza y acondicionamiento del mismo. Y en un orfanato con niños en riesgo social realizando actividades y juegos con ellos. El último día las voluntarias prepararon un festival para ellos. Algunas de ellas expresaban sus impresiones destacando que la gente no tenía muchos recursos, que había quienes no tenían nada, y que este gesto las hacía mejores y ayudar, y dar el cariño a otros también. Muestra de ello podría ser el testimonio de una voluntaria llamada María Victoria Pérez. Afirma que «es una chica normal y que vive en un país normal, pero que tras cruzar la frontera en Rumanía no iban a tener una vida normal». El motivo era que había en vez de coches había carros de caballos y las casas eran simples. Además ella quiere contar que se les hizo algo costoso, pero que poco a poco abrió los ojos y se dio cuenta de que esta experiencia les ayudó. Y en gran medida, ya que los rumanos eran muy acogedores, el personal del psiquiátrico, o los ancianos del asilo y los niños del orfanato en los que ella y las demás colaboraron como voluntarias. Según afirma «estaban agradecidos de vernos, y que era para ella era muy fácil hacer feliz a una persona». Además el idioma rumano no lo conocían, pero según María Victoria «todo es poner ganas y buena voluntad». Esta experiencia la ha ayudado «a forzar su fe», y a querer a las personas con sus virtudes y sus defectos y respetar al prójimo. También se sorprendió de la gran mezcolanza de culturas, con diferentes religiones que había en el país, y que muchas de ellas estaban faltas de cariño. Y además concluye que «con pequeños gestos se puede cambiar el mundo».

Estancia

En la Fundación Artes quince universitarias de Castilla y León junto con otras croatas han llevado a cabo también labores de limpieza, jardinería, pintura, ocio y juegos con niños con alguna discapacidad y dificultad para el aprendizaje, en un centro de educación de Velika Gorica, una ciudad cercana a la capital Zagreb. Incluso tuvieron una visita muy especial la del alcalde de Velika Gorica, e incluso la prensa también se hizo eco de su labor ya que las voluntarias salieron en algunos periódicos locales. Al final de su estancia las voluntarias y los niños de un centro de educación hicieron un show en uno de los parques de Velika con una buena asistencia de público. Algunas de las vivencias de las universitarias españolas en Zagreb fueron muy positivas, ya que comunicarse con extranjeros les resultaba gratificante, e incluso escucharlos también. Con este gesto de ayudar hacen felices a los demás. También se destaca el intercambio de culturas entre la española y la croata, ya que también las voluntarias disfrutaron de una cena típica en la que conocieron a los demás, con los que convivieron, y se lo pasaron bien. Además las chicas se enorgullecen ayudando y ofreciendo su tiempo a otros que realmente lo necesitan.Todo un ejemplo de ayuda y colaboración que les ha aportado diferentes valores a las voluntarias de estas dos asociaciones, en Rumanía y en Croacia.

Héctor Diéguez // El Norte de Castilla