“La ética es el mejor negocio para África”

"Tengo 65 años estupendos para Nigeria donde las canas son la autoridad. Nací en el Eixample de Barcelona. Soy numerario del Opus Dei. Llevo 35 años en Lagos donde fundamos la Panafrican U. y la primera escuela de negocios del país. Enseñamos economía y valores, porque la ética es hoy el mejor negocio posible para África". Artículo publicado en La Vanguardia.

Albert Alòs, profesor universitario en Nigeria.

-Una palabra que aprendieron enseguida mis estudiantes nigerianos fue “siesta”...

–Pura tecnología española.

–Otra fue “fichar”...

–¿De alguna multinacional española?

–No, es que a Nigeria vienen ojeadores españoles de los grandes equipos de fútbol para buscar talentos entre los universitarios.

–¿Cómo se le ocurrió irse a Nigeria?

–Cuando me doctoré en Ingeniería en Bilbao en 1967, un grupo de seis numerarios del Opus Dei decidimos llevar la Obra allí.

–¿Hubo suerte?

–Hemos fundado una universidad y una escuela de negocios... ¡Mire! ¡“Financial Times” nos dedica un reportaje precioso!

–¿Fue duro?

–Llegamos en plena guerra civil, la guerra de Biafra.

–Horrorosa.

–Todavía no me he acostumbrado al “neck collar” en algunas revueltas. Tienes que contemplar cómo cogen a alguien y lo linchan. Le ponen una rueda al cuello y le pegan fuego hasta que el neumático arde mezclado con su piel. Agonizan, pobres, durante días.

–No debe resultar tranquilizador.

–No, y hay corrupción y apagones continuos y cogí la malaria una vez por no tomarme la quinina...Y padeces una humedad asfixiante y mosquitos...¡ Pero no le estoy diciendo la verdad de Nigeria! ¡Eso es sólo una parte y no la más importante, créame!

Estudiantes de la Lagos Bussiness School.

–¿Qué le falta?

–El país bulle de vitalidad y fuerza, la gente es maravillosa y ama la vida; te quieren y aprecian cada minuto que les dedicas. Los chavales se desviven por aprender y si hay un apagón, estudian como leones con velas, absorben lo que les enseñas como esponjas y no sólo matemáticas, sino también valores.

–Por ejemplo.

–Tuvimos de alumno a quien hoy dirige la Dunlop aquí, Dayo Lawuyi. Era un buen estudiante de Económicas, pero lo que más me enorgullece de él es que se negó a pagar el soborno que le exigieron en el puerto por entregarle un contenedor de mercancía.

–¿Se quedó sin ella?

–No, llamó al ministro, presionó al Gobierno y montó un pequeño escándalo. Desde entonces en el puerto prefieren no cobrar a la Dunlop.

–Pero siguen esquilmando a los demás.

–Poco a poco. La semilla de la honradez ya está plantada. Por eso es tan importante nuestra escuela de negocios, porque enseñamos ética, el mejor negocio de África.

–Ardua tarea.

–Llevo 35 años en Nigeria y no me ha sobrado un minuto. El otro día me avisaron de que un estudiante de los que vienen del campo estaba enfermo justo el día de un examen...

Fachada de la Lagos Bussiness School nigeriana.

–En todas partes cuecen habas.

–Se equivoca: es un tipo serio y había estudiado y por eso me pidió que le examinara en el hospital. Y fui.

–¿Tenía malaria? ¿Tsé-tsé? ¿Disentería?

–Lo observé y le di de comer. Se empezó a encontrar mejor y salió en un par de horas. Era hambre. Le dije que viniera a hacer el examen a clase.

–Pero veo que tienen un buen comedor en la escuela.

–¡Y con comida africana, yam, y europea! Es nuestro orgullo, pero la distancia entre el comedor y el hambre no es tanta para estos chavales que salen adelante. Piense que uno de ellos vendía periódicos en Lagos y así pudo enterarse leyendo uno de los que vendía que dábamos becas. Y todo en un país rebosante de petróleo. Si supieran repartir...

–¿Qué les falla?

–Yo creo que el petróleo en realidad ha distorsionado su sistema económico. Dependen totalmente de las exportaciones y pasan del “oil boom”, el auge, al “oil doom”, la crisis, al vaivén de los precios del crudo.Y esas crisis se viven sobre un fondo de tensiones religiosas y tribales.

–¿Cuál ha sido la última?

–“La guerra de las misses”. A un periodista local se le ocurrió escribir que el mismo Mahoma hubiera disfrutado con la visión de un concurso local de misses...

–“Animus iocandi”, supongo.

–Provocó una gravísima revuelta religiosa con cientos de muertos. Pero, déjeme que le explique cosas estupendas de Nigeria.

–Adelante.

–Precisamente durante una de esas crisis del petróleo decidimos fundar la Lagos Business School.

–A mal tiempo...

–Era la oportunidad, porque durante el boom del petróleo nadie se molestaba en hacer marketing. Todo eran importaciones y todas se vendían sin anunciarse. Pero, de repente se dieron cuenta de que no todo se vendía fácilmente y así comenzamos un programa de marketing para directivos nigerianos.

–¿Funcionó?

–Un exitazo. Pero ahora mismo, la joya de nuestra Business School es el programa de emprendedores que está llenando de negocios prósperos toda Nigeria. Tuvimos un alumno que empezó por una pequeña tienda de comida rápida, una hamburguesería a la nigeriana con comida africana, y hoy tiene una pujante cadena de restaurantes. Y nuestro mejor estudiante, Bunmi Oni, dirige el Nigerian Economic Summit, influyente grupo de presión frente al Gobierno a favor de un mercado limpio y eficiente.

–¿Y usted no prefiere volver a jubilarse?

–¡Pero si ahora empieza lo bueno para mí! Respetan muchísimo las canas. No olvide que son una gerontocracia con consejo de ancianos instituido. Ahora por fin mandaré.

LLUÍS AMIGUET// La Vanguardia