La educación escolar de san Josemaría Escrivá

El Colegio de los Escolapios de Barbastro dedicó una mesa redonda a recordar la figura de un antiguo alumno ahora santo. “La importancia del ambiente cristiano y calidad de enseñanza del colegio de las Escuelas Pías dejaron una profunda huella en la espiritualidad de san Josemaría Escrivá”.

El director del colegio, José Pablo Pena, presenta a los participantes: Huguet, Anchel, Cuevas, Arnáez y Mendive (izqda-dcha).

El acto fue organizado por el Colegio de los Escolapios y la asociación de padres de alumnos dentro de la Semana Calasancia, para conmemorar el centenario del nacimiento de su antiguo alumno, canonizado el pasado 6 de octubre.

“Josemaría Escrivá de Balaguer, un santo formado en nuestro colegio” fue el tema que analizaron Primitivo Arnáez, Provincial de las Escuelas Pías de Aragón; los historiadores Constantino Anchel (Universidad de Navarra) y Dionisio Cuevas (Escuelas Pías); y Soledad Mendive, organista del santuario de Torreciudad y antigua alumna de las Escolapias. El moderador fue Angel Huguet, periodista y antiguo alumno del Centro organizador.

Primitivo Arnáez calificó el colegio donde San Josemaría estudió la Primaria y los tres primeros cursos de Bachillerato (1909 a 1915), como “un lugar de santidad” y destacó que “como recordó nuestro antiguo alumno, todos somos candidatos a la santidad, y San Josemaría nos da ejemplo para cumplir ese objetivo”. Mendive habló de la vida cristiana de la familia Escrivá, “felizmente completada por el colegio a partir de los 7 años”

Los historiadores glosaron “la importancia de la formación impartida en el Colegio en la vida espiritual del nuevo santo, ya que entre otras razones recibió los sacramentos de la penitencia y de la eucaristía de manos de dos escolapios”. El P. Enrique Labrador le confesó por vez primera en 1908 ó 1909 y el P. Manuel Laborda le preparó para la primera comunión, que hizo el 23 de abril de 1912.

Retablo de la capilla del colegio.

La devoción de San Josemaría a San José de Calasanz, junto a los paralelismos de sus vidas, fue también tratada. Según Cuevas, “coinciden en su amor a la Eucaristía y a la Virgen, en su unión con el Papa y catolicidad, en cómo superan las contradicciones”.

El historiador escolapio añadió que “ambos son aragoneses, hombres de un ideal, muy cercanos a la gente y anclados en la Iglesia”, y refirió varias cartas y dedicatorias donde San Josemaría destaca “el cariño tan grande que siempre he sentido a las Escuelas Pías” y “el mucho bien que hacen los Escolapios a tantas almas”.

Dionisio Cuevas aludió a “la calidad de la enseñanza del colegio, creado en 1677 y que tenía mucho prestigio, junto su gran biblioteca, con más de 4.000 volúmenes, modernos materiales para enseñar Ciencias, un observatorio meteorológico”, lo que era compatible con que “la iglesia fuera el centro del colegio, que impartía una intensa formación cristiana a sus 411 alumnos”.