La creatividad tiene un premio

La Universidad de Navarra ha celebrado recientemente la tercera edición de los Premios ‘Vida Universitaria’. El galardón reconoce la iniciativa y creatividad de los alumnos que compaginan sus estudios con el cultivo de diversas disciplinas artísticas.

Los ganadores de los premios 'Vida Universitaria' 2013 junto al el vicerrector de Alumnos, Tomás Gómez-Acebo,

Lucia, Victorino y Oriol se subieron al escenario para recoger el galardón del Servicio de Actividades Culturales y Sociales que la Universidad de Navarra les había concedido. Ninguno de ellos es actor de teatro, chef profesional o monologuista del Club de la Comedia . Los tres son estudiantes que cuentan con una dosis extra de creatividad e inquietud que les hace capaces de compaginar las clases de la facultad con los fogones de una cocina o las tablas de un escenario. “La etapa universitaria es un momento excepcional para explotar la creatividad que un joven lleva dentro” señala Marta Revuelta, directora de Actividades Culturales. Y como botón, tres muestras, tres premios.

Pisto, pincho, premio

Las musas, ya se sabe, son caprichosas. La inspiración viene cuando buenamente le apetece, lo importante –como decía Picasso– es que te pille trabajando o, en este caso, cocinando. Todo empezó el día en el que Victorino y sus compañeros de piso, Fidel y Borja, cocinaron pisto de más. “¿Y si hacemos algo para el concurso de pinchos?”, se preguntaron los tres amigos en aquel instante. Quedaban varias horas para que cerrase el plazo del IV Concurso de Pinchos que había organizado el Servicio de Actividades Culturales de la Universidad de Navarra . Sin tiempo que perder, los tres se guiaron por la imaginación y la sabia experiencia que guarda cualquier piso de estudiantes: reaprovechar todos los ingredientes que tengas por casa.

“Añadir una base de tostada. Poner el pisto. Montar un huevo de codorniz y la confitura de pimientos de “receta secreta”. Le hacemos una foto al plato. Lo mandamos a la dirección del concurso y ¡Listo! En menos de un par de horas, los tres estudiantes acababan de crear el que sería el pincho ganador en el IV Concurso de Pinchos: Flor Volcánica .

Lucía, ganadora del diploma honorifico en la entrega de los Premios “Vida Universitaria”

Después de más 300 “me gusta” en Facebook, el pincho quedó seleccionado para pasar a la final. “Nos citaron a la cocina de un centro de formación y tuvimos que hacer alarde de nuestras destrezas culinarias. Nos lo pasamos como enanos. Teníamos que competir contra otros  contrincantes preparándolo en el mismo sitio y acabamos compartiendo utensilios con ellos”.

La originalidad, el sabor y la presentación fueron suficientes para ganar el concurso y su suculento premio: un vale canjeable de 150 euros para gastar en los pinchos del bar pamplonés Gaucho , un buen sitio para que estos improvisados gourmets encuentren nuevas fuentes de inspiración.

Pincho “Flor volcánica”, 1º premio del concurso de pinchos. Autor: Victorino Gómez- Iglesias. Foto: Manuel Castells

Un monologuista “serio”

Oriol Ribot y dos amigos solían representar gags de Tricicle para los residentes de su Colegio Mayor. El problema surgió cuando el ritmo de las clases y el agobio de los exámenes provocaron la baja de sus dos compañeros del escenario. “Necesitaba hacer algo que no dependiese de los demás. Vi un monólogo de Luis Piedrahita titulado Juegos de mesa y me encantó. Me lo aprendí de memoria y se lo contaba a mis compañeros. Cuando vieron el concurso, fueron ellos los que me animaron a apuntarme”, señala Oriol.

Victorino, ganador del IV Concurso de Pinchos. Foto: Manuel Castells

Su soliloquio Preguntas estúpidas , ganador del concurso de monólogos de la Universidad de Navarra, trata sobre esas preguntas sinsentido que nos hacemos las personas y que pocas, o ninguna vez, tienen respuesta. “La idea surgió de una conversación con mis amigos. Me la apunté y he ido construyendo el discurso a través de diálogos de unos y otros”.

Aunque Oriol ya había actuado en obras de teatro en el colegio, los nervios antes de subirse al escenario nunca desaparecen. “Cuando subes al escenario y escuchas las primeras risas es cuando realmente disfrutas porque estás haciendo que el público se lo pase bien”, asegura. “¿Un truco? Cuanto más serio pareces, más risas despiertas” –sentencia serio y concienzudo.

Cambié a Zuckerberg por unos apuntes…y todavía me estoy arrepintiendo

A Lucía Martínez Alcalde no le han dado un premio por un pincho ni por un monólogo sino por su compromiso con las actividades culturales, especialmente el teatro. “Cuando empecé la carrera –cuenta Lucía– traía fresco el consejo del director de mi colegio de Burgos: “En la universidad, lo académico es un 30%. El 70% del conocimiento restante, vendrá de la gente que conozcas y las actividades que realices”.

Oriol Ribot, alumno de tercero de periodismo, en plena actuación. Foto: Orio Ribot

“No siempre seguí este consejo –lamenta con gesto compungido–. Un día vino Marck Zuckerberg, el creador de Facebook, a la Universidad y yo no fui porque me tenía que perder una hora de clase... Cambié una oportunidad irrepetible en mi vida por una hora de apuntes. Me arrepentiré toda la vida”.

Fue la excepción que confirma la regla porque, desde ese momento, Lucía ha compaginado su carrera con múltiples actividades, sobre todo, el teatro. Su primer contacto con los escenarios fue interpretando un papel masculino secundario en el grupo de teatro Eureka. “Me costó tanto ese papel que les debí dar pena y al año siguiente me dejaron interpretar a una mujer. Lo bueno del teatro es que no sólo conoces gente nueva, sino que aprendes a tener disciplina y a trabajar en equipo. Esto no se aprende en clase”, asegura.

Después participó en Lunantropia , una performance creada por los propios alumnos de la Universidad y al año siguiente se subió a los escenarios para interpretar un musical, “El patito feo”. Y aunque no ganó ningún Tony por sus personajes, la Universidad de Navarra ha premiado su “amor al arte” con un diploma que le reconoce el legado cultural que ha dejado en la vida del campus.