Hospilandia

Hospilandia es una iniciativa nacida hace diez años, que se lleva a cabo en varios hospitales de la Seguridad Social de Galicia

Protagonizada por estudiantes universitarios y de bachillerato, Hospilandia consiste en organizar semanalmente –a lo largo de todo el curso– una gymkhana de juegos y pruebas dirigida a los niños hospitalizados y sus acompañantes.

Esta idea nació en el Hospital Materno Infantil de A Coruña. Fue Emilio Vázquez, quien puso los cimientos de Hospilandia en aquel hospital, cuando trabajaba en el Club Juvenil Rueiro. Desde 1998, cientos de socios de Rueiro han pasado en estos años por el Hospital Materno-Infantil para acompañar, jugar y dar alegría a los niños allí ingresados.

Javier Milán, otro de los que frecuentó aquel hospital desde los comienzos de Hospilandia, se trasladó poco después a Santiago de Compostela, al Colegio Mayor Universitario La Estila –como Rueiro, una labor educativa promovida por personas del Opus Dei–, y pensó que esta idea también podía funcionar en el Hospital Clínico Universitario de Santiago, un gran centro sanitario que posee toda una planta de pediatría, con una prestigiosa unidad de oncología infantil. Y así fue.

Desde entonces, Hospilandia se lleva a cabo en ambos hospitales. A lo largo de estos tres años, la idea ha sido cada vez más aceptada entre los universitarios que viven o frecuentan La Estila, y curso a curso ha ido creciendo el número de voluntarios que han compartido su tiempo con los niños enfermos. A estas alturas, son más del centenar los estudiantes universitarios que han participado en este proyecto.

El año pasado, y también en Santiago, voluntarios del Club Juvenil Senra decidieron sumarse a esta iniciativa solidaria y se comprometieron a acudir otro día de la semana al Hospital Clínico Universitario durante todo el curso, acompañados de los socios de mayor edad de esta entidad, que cursan el Bachillerato.

Cuando preguntamos por los orígenes de esta iniciativa, Javier nos cuenta: “Cuando llevas años sacando adelante un Club Juvenil o un Colegio Mayor y te planteas qué hacer para ayudar a los demás y que tus amigos sean más generosos, van surgiendo muchas actividades de solidaridad y entonces nacen los Campos de trabajo -en Polonia, Cuba y Guatemala-, los Programas de alfabetización de gitanos, la Operación Compostela -en la que pintamos casas de familias sin recursos-, los Sábados Solidarios –donde visitamos Colegios de niños deficientes mentales- o la Campaña Ningún Niño sin Reyes, que lleva ya casi quince años funcionando. Buscábamos algo útil, sencillo y comprometedor a la vez. La respuesta la encontramos en las enseñanzas de San Josemaría, el fundador del Opus Dei: –Niño. –Enfermo. –Al escribir estas palabras, ¿no sentís la tentación de ponerlas con mayúscula? Es que, para un alma enamorada, los niños y los enfermos son Él” (Camino, nº 419).

“Entonces –sigue contando Javier– nos reunimos unos cuantos y nos pusimos a discurrir y a aportar ideas: Hay que pensar algo para los niños hospitalizados… Algo distinto donde todos participen: niños, niñas, hermanos, hermanas, padres, madres, ¡hasta los abuelos!… E inten-tar que también se involucren médicos, enfermeras, auxiliares… Tenemos que idear unos juegos de equipo de destreza, velocidad, habilidad… Unas pruebas donde haya sentido del humor… Y música: ¡hay que hacerles cantar!… Un concurso que tenga tensión… Al final fue perfilándose lo que hoy es Hospilandia: un modo de hacer pasar un rato divertido a los niños y a sus familias, que a veces llevan muchos días en el hospital, superando el sentido del ridículo que todos llevamos dentro, para que todos los demás se lo pasen bien”.

Aparte de las visitas semanales, las actividades realizadas a lo largo de estos años por Hospilandia han sido muy variadas: fiestas de Navidad, festival de karaoke, concierto de villancicos, representaciones teatrales… Aunque siempre dirigidas principalmente a los más pequeños, en todos los casos se sumaron también otros pacientes, familiares, personal médico y de enfermería, que colaboran muy activamente para hacer que los más pequeños disfruten al máximo y olviden por unas horas su estancia en el hospital.

Merece especial mención la colaboración y la implicación en esta iniciativa del personal sanitario y docente de los dos hospitales. En el caso de A Coruña, fueron varias enfermeras del Servicio de Pediatría del Hospital Materno-Infantil las que auspiciaron la idea desde el principio. En Santiago, Hospilandia no sería realidad sin el apoyo incondicional de la directora de la Escuela Infantil del Hospital Clínico, Ruth Gómez, que desde el principio ha mostrado todo el apoyo a los voluntarios. Gracias a ella y bajo su supervisión se lleva a cabo el calendario de actividades.

En el presente curso académico, entre las dos ciudades, son más de cien los jóvenes voluntarios implicados de distintas maneras, que atienden una media mensual de 120 chicos y 180 acompañantes. Ya hay interés en otros rincones de Galicia por importar este proyecto.