Una química madrileña, próxima beata

La investigadora Guadalupe Ortiz de Landázuri nació en Malasaña y trabajó en México e Italia. Fue profesora del Ramiro de Maeztu y Premio Juan de la Cierva.

Guadalupe Ortiz de Landázuri.

Ecclesia Una química madrileña, próxima beata

La química e investigadora madrileña Guadalupe Ortiz de Landázuri (Madrid, 1916-Pamplona, 1975) será beatificada tras la aprobación por el Papa Francisco del decreto que aprueba una curación milagrosa atribuida a su intercesión, como acaba de publicar la edición española de L’Osservatore Romano.

Nacida en el barrio de Malasaña, la próxima beata fue bautizada en la iglesia de San Ildefonso y vivió con su familia en la Plaza de Santa Bárbara. Después de estudiar bachillerato en el Instituto Miguel de Cervantes, se matriculó en 1933 en la carrera de Ciencias Químicas en la entonces Universidad Central, siendo una de las 5 mujeres de una clase de 70 estudiantes.

Perteneciente al Opus Dei desde 1944, Ortiz de Landázuri desarrolló su vida profesional en España, México e Italia, países en los que llevó a cabo una intensa evangelización y promoción social, especialmente dedicada a la mujer.

La próxima beata era doctora en Químicas con una tesis sobre “Refractarios aislantes con cenizas de cascarilla de arroz”, y en 1965 recibió el “Premio Juan de la Cierva” de investigación. Descubrió que la cascarilla del arroz se podía utilizar como aislante térmico y sacarle el rendimiento oportuno.

A partir de los años 40, Guadalupe enseñó Física y Química en varios centros de Madrid, como el Colegio de las Irlandesas, el Liceo Francés, la Escuela femenina de Maestría Industrial, el Instituto Santa Engracia y el Instituto Ramiro de Maeztu.

Tras su trabajo en España, México e Italia, Guadalupe es recordada por su “pasión universitaria e investigadora”, su “compromiso social lleno de disponibilidad y alegría”.

Según Cristina Abad, periodista y estudiosa de su figura, “Guadalupe fue una persona de vanguardia y mente universal, trabajadora, que contribuyó a abrir camino a las mujeres en la Iglesia y en la sociedad en una época en que sus posibilidades profesionales eran muy limitadas”.

El postulador de la Causa en España, José Carlos Martín de la Hoz, resume tres rasgos de Guadalupe: naturalidad, buen humor y confianza en Dios. “Muchas personas que la conocieron destacan su sonrisa habitual. Era de una santidad muy normal y buscaba alegrar la vida de los que tenía a su lado”, subraya.

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