Guadalupe Ortiz de Landázuri, primera laica del Opus Dei que ya es beata

La primera persona laica del Opus Dei, Guadalupe Ortiz de Landázuri, ha sido beatificada esta mañana en una emotiva ceremonia religiosa celebrada en el Palacio Vistalegre.

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La eucaristía ha sido presidida por el prefecto de la Congregación para la causa de los Santos, cardenal Becciu, y concelebrada por los cardenales Carlos Osoro y Ricardo Blázquez,y el prelado del Opus Dei, Fernando Ocariz, así como 200 sacerdotes.

El aforo del recinto reunió a miembros de la Obra así como simpatizantes de la Prelatura personal de 60 países, que han querido participar en el reconocimiento de la Iglesia Católica a esta numeraria del Opus Dei, cuya vida de «alegría y entrega a los demás» ha sido un ejemplo de vida cristiana.

Una imagen de la Virgen de Guadalupe presidió el altar que se levantó en las instalaciones de Vistalegre y bajo el que se podía leer el versículo de la segunda Carta de los Corintios: «Dios ama al que da con alegría».

La ceremonia se inició con las palabras del cardenal Becciu, afirmando que Guadalupe ha sido «un modelo de virtud y fortaleza de Fe», seguidamente, el postulador de la Causa dio lectura a una biografía de la mujer que en breves minutos iba a ser beatificada. Tras estas palabras, se desplegó un tapiz con la imagen de la ya nueva beata.

«Ejemplo valiente»

En la homilía, el cardenal Becciu afirmó que Guadalupe es «un don para la Iglesia y un ejemplo valioso a seguir», destacando que su «alegría de vivir procedía del abandono en Dios, cuyo descubrimiento le hizo un ejemplo valiente de la palabra de Dios».

Ante las once mil personas que abarrotan el recinto de Vistalegre, el prefecto de la Causa de los Santos realizó un recorrido por la vida de la nueva beata, poniendo en valor su «intensa vida sacramental. La Santa Misa y la confesión fueron los pilares de su vida espiritual y el rezo del Rosario su vínculo con la Madre de Dios».

«Guadalupe había comprendido que la unión con Dios no podía limitarse a un momento de oración con Dios en una capilla, y transformó en oración todo lo que hacía. Le gustaba repetir que era necesario caminar con los pies en la tierra, pero mirando al Cielo», subrayó Becciu.

El Papa Francisco, en una carta enviado al prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz, y que se leyó al finalizar la ceremonia, afirmó que «Guadalupe, con la alegría que brotaba de su conciencia de hija de Dios, aprendida del mismo san Josemaría, puso sus numerosas cualidades humanas y espirituales al servicio de los demás, ayudando de modo especial a otras mujeres y a sus familias necesitadas de educación y desarrollo. Y todo esto lo realizó sin ninguna actitud proselitista, sino solo con su oración y su testimonio».

Paloma Cervilla

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