Atlántico Desde Congo para una beatificación
Candelas Varela es una enfermera viguesa que vive desde hace más de 20 años en la República Democrática del Congo. Trabaja en el Centro Hospitalario Monkole, situado en Kinshasa, un centro que impulsó el Opus Dei y que es referente en el país africano. Candelas Varela fue durante muchos años la directora de Enfermería, pero pasó el relevo a una profesional congoleña y ahora ejerce como directora de Comunicación de este hospital que trata de conseguir fondos del exterior.
La enfermera viajó hace unos días a España acompañada de un grupo de 25 africanos, en su mayoría matrimonios, para participar en los actos de la Beatificación de Guadalupe Ortiz de Landázuri, celebrados los días 18 y 19 de mayo en Madrid. “Guadalupe era química y llevaba una vida muy normal, para mí es un ejemplo de cómo se puede entender la santidad en la vida de cada día”.
El grupo también aprovechó su estancia en España para conocer la catedral de Santiago (“habían oído hablar del apóstol y de la concha del peregrino, quedaron impresionados”) y para ver el mar por primera vez en un recorrido que hicieron por las Rías Baixas. “Fue un milagro de Guadalupe que pudiéramos ir a Galicia porque llegamos al aeropuerto con el embarque cerrado pero de pronto apareció una persona, le dimos pena y nos metió en el avión”, explica la enfermera. En Santiago también le esperaba su madre, Maite Varela, que les acompañó en la visita.
De su trabajo en el Congo, explica que el hospital es bastante grande, con cien camas y muchos servicios, construido en buena medida gracias a la cooperación española. En el país africano no hay sanidad pública, los hospitales son de pago y muchas personas sin recursos se mueren en la calle. “Nosotros acogemos a todo el mundo, hacemos una labor social. Pagan los que tienen dinero”.
El centro recibe la visita de médicos extranjeros que acuden a operar gratis en distintas épocas del año. En fecha reciente recibieron la visita de la mujer del nuevo presidente, que quedó sorprendida con la atención que prestan y les pidió ayuda para montar otros hospitales en el país.
La malaria es la enfermedad que predomina, pero también hay muchos casos de tuberculosis, sida, diabetes, hipertensión y en niños gastroenteritis y sinusitis, entre otras, explica.
Preguntada por cómo convive con la muerte, señala que “ver morir niños es muy duro, pero después de 22 años lo intento vivir de otra forma porque entonces no aguantaría”.
En cuanto a los valores que destaca de la sociedad congoleña se queda con la solidaridad, la esperanza y la acogida. “Allí tienen tiempo para hablar y para escuchar, aquí lo hacemos todo más rápido”, asegura.