La visita del prelado del Opus Dei

Carta al director con motivo de la visita de Mons. Fernando Ocáriz a las personas del Opus Dei, cooperadores de la Obra y amigos en Granada.

Ideal de Granada La visita del prelado del Opus Dei

Para la Iglesia de Granada y en especial para el Opus Dei ha sido un motivo de inmensa alegría la visita de su prelado don Fernando Ocáriz.

Con entusiasmo, todos los que pertenecemos a la prelatura y muchos de sus cooperadores y simpatizantes hemos podido convivir durante algún tiempo con don Fernando, una persona que desde la marcha al cielo del también prelado y obispo Javier Echevarría ocupa este cargo; y lo hace con alegría, cordura, ilusión y por supuesto con una nítida visión sobrenatural que está bien anclada por otro lado en las realidades terrenas.

Físico de profesión, posteriormente se ordenó sacerdote, dedicándose exclusivamente a las actividades del Opus Dei y de la Iglesia. En los últimos años ocupaba cargos al lado del Prelado Javier. Nació en París, debido al exilio de sus padres motivado por la Guerra Civil Española. Pero pronto vino a España, donde conoció el Opus Dei y fue en Cádiz precisamente donde hizo su incorporación a la Obra. Persona inteligente, hábil, y con una destreza filosófica poco habitual, maneja además la teología sabiendo y contagiando sabiduría. Por otro lado, y es lo verdaderamente importante, es una persona muy cercana a Dios, por lo que hace que con facilidad se produzca una empatía grande entre él y sus interlocutores; por ejemplo en estas tertulias realizadas en Granada para toda Andalucía Oriental: Jaén, Almería, Málaga y Granada.

En estas tertulias que han tenido lugar: en los colegios Mulhacen-Monaita de Granada y en la EFA el Soto de Chauchina, los asistentes preguntan al Padre –que es como en lenguaje coloquial y familiar llamamos al prelado– y el Padre contesta con sencillez y espontaneidad.

Son tertulias de familia en las que se palpa el cariño y la delicada caridad de unos con otros. El objetivo de las mismas es fomentar la unidad, y tratar de cuestiones humanas y sobrenaturales; también la de conocer al prelado en un ambiente cordial y distendido.

El Opus Dei es una familia y como tal se entiende y se vive. No somos personas ajenas unas a otras; por lo tanto necesitamos el contacto, la cercanía, el trato. En estas tertulias se sigue la dinámica original de las que tenía San Josemaría y posteriormente las del Beato Álvaro. Eran tertulias entrañables, con un sabor de sabrosa intimidad que impactaban en todos aquellos que asistían.

La misión prioritaria del Opus Dei es la de –en todas las facetas de la vida– buscar, conocer y amar a Jesucristo y para ello profundizar en su doctrina redentora. Por lo tanto, ese es también el fundamento de estas reuniones de familia: conocer para amar, fortalecer estructuras, ampliar lazos, y hacer que el amor a Dios y –por Él– a todos los hombres y mujeres, sea el culmen y la meta, sea el fin y el objetivo primordial que siempre prevalezca, aunque arrecien las dificultades, y aunque el ambiente sea totalmente adverso.

Dios es nuestro Padre y nuestro amor por Él ha de ser: por y para siempre. Gracias Padre, su estancia entre nosotros ha hecho posible que el fuego del amor a Cristo se avive entre nosotros, que nuestra fe se fortalezca, que nuestras creencias adquieren firmeza, y que el horizonte alcance una nitidez espléndida.

Necesitamos de su cariño y lo hemos tenido. Necesitamos de su cercanía y lo hemos tenido. Y necesitamos de su fortaleza y de su fe y la hemos tenido sobreabundante. Padre, gracias.

Rafael Gutiérrez Amaro

Ideal de Granada