Mons. Fernando Ocáriz “¡Qué gran víspera el mundo!”

El prelado del Opus Dei ha estado en Barcelona con motivo del fallecimiento de su hermano José. Ha querido así estar cerca de la viuda y de toda la familia. El sábado 9 de julio celebró una misa de funeral en el Oratorio de Santa María de Bonaigua.

El prelado del Opus Dei ha estado en Barcelona con motivo del fallecimiento de su hermano José

Al inicio de la homilía dijo que “es lógico que tengamos pena por la separación. Es algo natural y bueno. Jesucristo lloró por la muerte de Lázaro, siendo como era -y es- perfecto Dios y perfecto Hombre. El dolor y la pena es una de las manifestaciones del amor, del cariño”. 

También recordó unas palabras de san Josemaría: “¿qué será cuando toda la belleza, toda la bondad, toda la maravilla infinita de Dios se vuelque en este pobre vaso de barro que soy yo, que somos todos nosotros? (…) Y entonces me explico bien aquello del Apóstol: ni ojo vio, ni oído oyó (1 Cor 2, 9). Vale la pena, hijos míos, vale la pena”. Vale la pena creer, vale la pena enfocar nuestra vida a la luz de la fe.

El Prelado recordó que precisamente fue su hermano Pepe quien le invitó a acercarse al Opus Dei, “con una invitación llena de respeto, de libertad. Estoy seguro de que gran parte de mi vocación -de mi correspondencia, del descubrimiento de mi vocación, porque la vocación la da Dios- se la debo a mi hermano”.

“¿Qué más decir? Es lógico que nos venga el pensamiento de nuestra propia muerte. Pero esto nos lleva a lo que se dice en la epístola a los hebreos: el mismo Señor nos ha liberado del temor a la muerte. No debemos tener miedo a la muerte. Porque la vida no se pierde, se cambia. Se cambia para mejor, si hemos luchado por ser fieles, si hemos acudido a los medios que el Señor nos da para acoger su gracia”.

“Pensar en nuestra muerte -continuó- hace también que demos tantísimo valor a la vida ordinaria, al trabajo, a la familia, a todo lo que nos ocupa de modo habitual, que tiene un gran valor precisamente por ser camino del Cielo”. Recordó el primer verso de un poema de Pedro Salinas: ‘¡Qué gran víspera el mundo!’, y lo glosó diciendo: “Una víspera de algo muy grande, que es la plenitud de nuestra felicidad en la gloria de Nuestro Señor Jesucristo”.

Concluyó leyendo unas palabras que le escribió el Papa Francisco: “Vaticano, 3 de julio de 2022. Querido hermano, quiero hacerte llegar la seguridad de mi oración y mi cercanía en este momento. Rezo por su hermano, por usted, por la familia. Que Jesús lo bendiga y la Virgen Santa lo cuide. Fraternalmente, Francisco”. Y pidió muchas oraciones para el Santo Padre y sus intenciones, en esta situación tan difícil en que se encuentra el mundo.

José Ocáriz Braña, que falleció en Barcelona el 3 de julio pasado, fue uno de los primeros profesores del IESE (Barcelona), al que se incorporó en 1963. Estaba casado y tenía ocho hijos. Entre los asistentes al funeral estaban los ex directores generales del IESE Carlos Cavallé y Jordi Canals, así como diversos compañeros de claustro como Leopoldo Abadía y Manuel Velilla.