Aulas de estudio para escolares de familias desfavorecidas

Desde hace varios años voluntarios de la Asociación El Cañar imparten sesiones a alumnos del barrio zaragozano de Delicias y capacitan a mujeres inmigrantes para que logren un empleo.

Me llamo Antonio y nací hace 77 años en España, en un pueblecito de la provincia de Teruel que se llama Urrea de Gaén. Pertenezco al Opus Dei desde 1995, y una de las cosas que me ha llamado siempre la atención ha sido el constante impulso que todos recibimos en la Obra para que la fe se haga vida, para que cuaje en obras de servicio a los demás buscando la coherencia entre el amor a Dios y al prójimo.

Por ese motivo, y desde que me jubilé, he dedicado buena parte de mi tiempo y energías en favor de los más necesitados, muchos años repartiendo alimentos entre entidades que atienden a familias y recientemente en la Asociación El Cañar de Zaragoza, un precioso proyecto que lancé con unos amigos míos y algunas personas del Opus Dei en el barrio de Delicias de la capital aragonesa.

Clases tuteladas para niños y escuela para mujeres inmigrantes

Esta iniciativa tenía dos ámbitos de actuación: por un lado, se trataba de proporcionar un tiempo de estudio tutelado a chicos que difícilmente podían disponer en sus casas de un lugar para concentrarse y realizar los deberes escolares. Y por otro, una escuela para adultos cuyo objetivo era facilitar la integración en nuestra cultura de las madres de estos muchachos, mujeres inmigrantes con grandes dificultades con el idioma.

El proyecto gustó mucho a varias empresas a las que les pedimos ayuda, y gracias a la generosidad de sus responsables, pudimos afrontar los gastos de alquiler, acondicionamiento y amueblamiento de un local. También conseguimos de este modo material escolar, libros y un equipamiento informático básico.

Atienden a cerca de 40 alumnos del barrio

Una pieza esencial del proyecto eran los voluntarios, gente joven que se comprometiera a dedicar tiempo a estos chicos para conseguir que cogieran hábitos de estudio, un objetivo primordial. Una vez más quedó patente que los jóvenes son generosos, y a través de varias asociaciones de voluntariado de centros educativos de bachillerato y universitarios y de fundaciones privadas, logramos un número suficiente como para atender a los cerca de 40 alumnos que se apuntaron.

Charlas, visitas culturales y clases para acceder a empleos

Con gran ilusión comenzamos las actividades diarias, que se complementaban con charlas informativas sobre nutrición y psicología, dirigidas a las madres, y visitas culturales y excursiones para facilitar la integración social de estas familias. Por ejemplo, visitamos el Museo Goya, la sede de las Cortes de Aragón, el Palacio de la Aljafería, el Museo del Fuego y de los Bomberos...

En la escuela para adultos, con la idea de facilitar a estas personas que pudieran acceder a empleos en el servicio doméstico de hogares, vimos que lo más atrayente eran los cursos de cocina y las clases de español. Y respecto a los chicos, fuimos recibiendo de los colegios el agradecimiento por nuestra labor y de las familias un gran afecto por el apoyo que recibían.

Como es lógico, esta iniciativa despertó el interés de los medios de comunicación. Conservamos un buen dossier de prensa con las entrevistas y reportajes en los que se mostraba la labor social que El Cañar desarrollaba en el barrio. Todos ofrecen un tono de optimismo y esperanza, y además de haber ayudado a personas concretas, nos alegramos mucho también de haber aportado noticias positivas.