"Esa persona que te quiere espera una respuesta muy grande de ti"

Constanza Crestuzzo es voluntaria del Centro Misericordia ubicado en La Pincoya, Santiago, además de ser una activa profesional. Explica, como toda enamorada, las consecuencias de sentirse llamada por Jesús y responderle además mediante una ayuda concreta a los demás.

“Para escuchar la voz de Dios fue un camino, un camino de amistad con Jesús. No sé decirte en qué momento logré tener esta amistad, pero sí fue un camino, un proceso pero claro, es una amistad. Cuando uno tiene esa amistad más personal, vas conociendo a esa persona que te quiere muchísimo, que espera una respuesta de ti y te llama a algo muy grande.

Junto a unas amigas venimos al Centro Misericordia que es una Fundación formada por un matrimonio francés que se entrega por servicio, tiene una familia misionera y se entrega por completo al servicio de una de las comunidades más pobres.

Pienso que es bueno, si uno nunca ha participado en algo, que se atreva, que se anime a entregar un poquitito de su tiempo, que participe de esto…

Uno puede trabajar de lunes a viernes, jornada completa, pero pienso que uno también se puede tomar un tiempo para entregarlo al servicio de los demás. La idea es ayudar a los niños después del colegio. Aquí vienen 50 todas las semanas. A lo largo del tiempo uno va viendo que van avanzando; se van haciendo amigos de niños de otros colegios, aprenden a jugar, a compartir, a estudiar, a sacar esa tarea que tienen adelante con esfuerzo, que aunque no les guste, aprenden a hacerlo porque saben que es un bien para ellos. Y también de servicio. Aprenden que su compañero que está necesitado necesita ayuda y aprenden a servir a los demás a través de Misericordia.

Uno ve también que aunque al final pueden haberles tocado vidas muy duras, muchas veces sin el papá presente, la mamá o que han tenido muchos problemas de drogadicción o alcoholismo, son niños felices porque se entregan también alos demás.

El Centro Misericordia ayuda a que los niños descubran a su gran amigo Jesús y pienso que hay que enseñarle a través de las cosas cotidianas: Acá por ejemplo los niños llegan, entran a la capilla, saben que allí está Jesús: le cantan una canción, le bailan, le dirigen una oración con sus palabras a María y van descubriendo que ahí hay realmente una Persona que los está escuchando.

Es un privilegio participar en un proyecto tan potente al servicio de la Iglesia, sobre todo por lo que está pasando hoy en día: estamos en una etapa difícil en Chile y quizás en todo el mundo, pero con estas pequeñas obras que sacan laicos adelante, se puede ver también cómo Dios toca los corazones”.

Para saber más sobre la Fundación Misericordia