En el discurso que ayer pronunció el prelado del Opus Dei Javier Echevarría no faltó el ensalzamiento del dolor físico que puede devenir de cualquier enfermedad con el que sufrió Cristo en la cruz. De hecho, en su intervención animó a aquellos que sufren „como un sacerdote que confesó tres meses de intenso padecer con un herpes zóster„ a que se unan al dolor del crucificado. «Y demos gracias por el», agregó.
«No hay amor sin sacrificio», fue otro de los mensajes que dio a una religiosa del Instituto de las Hijas de Santa María del Corazón de Jesús que le preguntó sobre la vida consagrada. «Cuánto depende de las monjas de la vida consagrada, indicó Echevarría, cuanto depende del vivir del desprendimiento con Cristo, por Cristo y en Cristo».
En otro momento, el obispo prelado del Opus Dei expresó que el Papa Francisco, «insiste sin cesar en una Iglesia que no puede permanecer cerrada en si misma, sino que ha de salir al encuentro de los hombres».
Echevarría también apuntó que la Iglesia, «no es una ONG, es la esposa de Cristo» y refiriéndose a los sacerdotes asistentes declaró: «Es importante que todos tengamos la idea de que tenemos que hacernos santos, no cabe una búsqueda de una santidad a medias».
Echevarría salpicó las respuestas a las preguntas de los interlocutores con algunos comentarios que despertaron las risas de los religiosos, como el que relató de una mujer de campo cuando fue cuestionada de si entendía lo que significaba que Dios fuera uno y tres personas distintas. «Mire „respondió„ soy hija de mi madre, esposa de mi marido y madre de mis hijos y soy una sola persona».
A la pregunta de otro religioso de cómo combatir el cansancio del sacerdocio y qué podía aconsejar el prelado para ser tan incansables como el Papa Francisco, Javier Echevarría recordó la figura de Escrivá de Balaguer y afirmó que su fortaleza era «ir al sagrario».