En Alhama de Aragón, 64 años más tarde

Los vecinos de Alhama de Aragón (Zaragoza, España) han demostrado su cariño al beato Josemaría Escrivá y la beata Madre Rafols, fundadora de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, colocando lienzos de ambos fundadores en su parroquia.

Ante el retrato del beato Josemaría.

En esta parroquia, el beato Josemaría realizó una romería a la Virgen en 1938. Se dirigía entonces a Zaragoza y una avería le obligó a detenerse en esta localidad que ahora le honra.

Monseñor Carmelo Borobia, obispo de Tarazona presidió el acto y recordó la necesidad de la santidad en el mundo actual, y puso como ejemplo a los dos beatos a quienes se ofrecía ese homenaje: “Santidad de los religiosos, de los sacerdotes y de los laicos. En el mundo actual no hay paz porque no hay amor entre las personas. Sólo la caridad lleva a la paz. Y esta paz que tanto anhelamos la dan los santos”.

La Hermana María Luisa Ferrero, Superiora Provincial de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, hizo una reseña histórica del servicio a pobres y enfermos que desarrolló la Madre Rafols durante la guerra de la Independencia (1808) y de la generosa entrega de las religiosas de Santa Ana en el hospital de guerra en Alhama de Aragón (años 1936-1939).

Joaquín Mantecón, comisario de la Diputación General de Aragón para el Centenario del beato Josemaría, aludió a que la santidad es socialmente fecunda porque es escuela de virtudes cívicas y de ciudadanía comprometida. Los santos piensan antes y más en los demás que en sí mismos.

Romería del beato en Alhama

Javier Ruza, Vicario de la Delegación del Opus Dei en Zaragoza, recordó que en ese pueblo de Aragón, Alhama, estuvo en 1938 el beato Josemaría. Iba de paso desde Albarracín (Teruel) hacia Zaragoza para hacer allí una romería a la Virgen.

El obispo de Tarazona.

Quiso detenerse en Alhama para ver a Enrique Alonso Martínez, estudiante de Farmacia, cuya unidad militar estaba destacada en este pueblo. Una avería en el coche le obligó a quedarse unas horas. Aprovechó entonces, acompañado de aquel universitario, para hacer su romería de mayo en esa iglesia parroquial. Rezaron las tres partes del Rosario, y depositó unas flores ante la imagen de la Virgen del templo. Posteriormente pudo continuar su viaje, y en las primeras horas del 1 de junio rezaba ante la Virgen del Pilar en Zaragoza.

Sesenta y cuatro años después de aquel suceso, el pueblo de Alhama ha querido honrar al sacerdote que se hospedó en el pueblo y rezó en su parroquia, el beato Josemaría Escrivá. Al final del acto, las personalidades que asistieron firmaron un acta para que quede constancia.

La amable figura de los santos

El párroco de Alhama, Esteban M. Aranaz, afirmó que “la trayectoria histórica de un pueblo se va construyendo con la propia trayectoria personal de sus individuos. La amable figura de los santos nos descubre el gran valor trascendente de la vida y de la propia historia. Una vida para los demás, porque primero y por encima de todo es una vida para Dios”.

Recordó que “las hijas de la beata Rafols, en el hospital de guerra de Alhama de Aragón (1936-1939), ejercieron con heroica caridad y generosa entrega, una intensa labor de atención a los enfermos y heridos de la guerra. Muchos hombres y mujeres de este pueblo y de los pueblos vecinos, ofrecieron su ayuda y su colaboración. Para algunos de ellos aquella experiencia y el testimonio de las Hermanas marcaría hondamente sus vidas”.

Del beato Josemaría dijo que “hoy su vida y la Obra por él fundada, son camino luminoso para miles de hombres y de mujeres de toda condición que encuentran a Dios en el trabajo y la vida de cada día. Recordar y agradecer, valorar la propia historia, es lo que pretendimos con esta celebración”.

“La vida y el ejemplo del beato Josemaría y de la beata María Rafols, son expresión viva que hace posible el querer de Dios ante lo que muchas veces humanamente parece imposible. Estos dos beatos aunque vivieron en momentos y circunstancias históricas bien distintas, viven ahora unidos en el cielo a la multitud de los santos, teniendo en común un amor y una entrega sin fronteras en el servicio a Dios y a las almas”.