El legado de una vida para los demás

Artículo en El Comercio, periódico asturiano, sobre Luis Adaro.

Dedicó su vida para los demás y fue una de las personalidades más relevantes e influyentes de Asturias en la segunda mitad del siglo XX, durante la que Luis Adaro Ruiz-Falcó desplegó una extraordinaria actividad al servicio del desarrollo y progreso de la región y su gente. Y aunque la historia local siempre le recordará como impulsor del renacimiento de la Feria de Muestras de Asturias, su currículo está salpicado de iniciativas y contribuciones como la mejora de las infraestructuras viarias, la construcción del actual aeropuerto de Asturias y la promoción del Museo de la Minería y de la Industria de El Entrego.

El certamen ferial que logró recuperar con su empeño personal en la década de los sesenta y que logró que adquiriera el rango de internacional le rendirá homenaje coincidiendo con el centenario de su nacimiento. El acto de tributo servirá para reivindicar la figura de este hombre de su tiempo que fue empresario de éxito, pero también un humanista, un jovellanista y un estudioso incansable que realizó sus aportaciones más esenciales desde la esfera de la actividad pública.

Luis Adaro Ruiz-Falcó nació en Gijón el 11 de agosto de 1914 (el mismo año en que su padre Luis Adaro Pórcel lanzó la primera lámpara de seguridad para mina fabricada en España) y falleció en su casa de El Bibio, Villa Covadonga, el 26 de septiembre de 2006, a los 92 años.

En 1930 finalizó los estudios de Bachiller Universitario, rama de Ciencias, en el Real Instituto de Jovellanos de Gijón y en 1940 los de ingeniero de Minas en la Escuela de Madrid. En 1945 obtuvo el título de doctor ingeniero de Minas.

Una vez completada su formación académica, comenzó una notable acción empresarial en S. A. Adaro, la industria familiar fundada por su abuelo Luis Adaro y Magro en los inicios del pasado siglo. Durante casi cuatro década fue presidente y consejero delegado de la firma, periodo durante el cual creó en ella un laboratorio de análisis químicos y de metalografía y puso en marcha una completísima sección de metrología. Su actividad científica e investigadora propició que la empresa desarrollara su propia tecnología y diseños. Por otro lado, desde la presidencia de la Sociedad de Suministros Adaro facilitó la instalación de un laboratorio para el diseño de nuevas lámparas eléctricas de seguridad en las minas y de linternas de seguridad que se han homologado en la Comunidad Económica Europea.

En 1961 accedió a la presidencia de la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Gijón, cargo en el que permaneció hasta finales de los setenta. y gracias a su visión de futuro obtuvo uno de los mayores éxitos de su trayectoria al recrear, a partir de 1965, la Feria de Muestras que ya en los años treinta habían servido de revulsivo para la industria regional y de escaparate para sus productos. Él fue quien pilotó el desarrollo del recinto a la vera del Piles que lleva su nombre desde 2007 e impulsó asimismo la creación del Pueblo de Asturias, un museo etnográfico que debía recoger todos los elementos que constituyen la riqueza etnológica y la tradición asturiana. Durante su mandato creó además la Hemeroteca Provincial de la Cámara, en la que logró reunir numerosos fondos de periódicos y revistas asturianos.

En 1963 fundó la Unión Industrial Bancaria (Bankunión), banco industrial y de negocios del que fue consejero delegado y desde el que impulsó la construcción de dos polígonos industriales en la ciudad. En su incansable actividad además fue consejero de la Caja de Ahorros de Asturias (Cajastur), presidente de Inversora Industrial del Centro y Sílices Asturianas S.A., interviniendo también desde su creación en la Empresa Municipal de Aguas de Gijón, de la que fue consejero durante 14 años.

Pero, más allá de Gijón, Adaro fue promotor de proyectos que buscaban el desarrollo de las infraestructuras de la región. Así, desde su cargo en la Cámara se convirtió, tras el cierre a los vuelos comerciales del aeródromo de La Morgal en Llanera en 1963, en uno de los más acérrimos defensores de la construcción de un aeropuerto internacional en Asturias, lo que se logró finalmente en 1968. También participó activamente en el desarrollo de la autopista Gijón-Oviedo-Avilés, el ramal de Renfe entre Ensidesa y El Musel, y la autopista del Huerna. También promovió el desarrollo de las infraestructuras durante su etapa en la Junta de Obras del Puerto de Gijón, hoy Autoridad Portuaria, donde ocupó la vicepresidencia durante 15 años y la presidencia entre 1979 y 1981. En esta etapa El Musel experimentó un importante crecimiento con la construcción del dique de Levante, el contradique exterior, el muelle de minerales y los muelles de La Osa, que conllevaron un notable aumento de la actividad comercial.

Apasionado investigador historiográfico, publicó abundante bibliografía impregnada de jovellanismo sobre la historia de la minería y la industria asturianas y del puerto de Gijón.

Ayuda a los más necesitados

Por sus cualidades profesionales fue nombrado en vida académico de número de la Real Academia de Doctores de España, así como académico correspondiente de la Real Academia de Historia de España, Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid y de la Comisión Internacional de la Historia de la Geología, con sede en la University of New South Wales. También fue miembro de honor del Instituto de la Ingeniería de España. Con numerosas distinciones en su haber, en 2004 fue nombrado hijo predilecto de Gijón.

En sus circunstancias personales no siempre tuvo el viento a favor. Enviudó de su esposa María Covadonga de Jove cuando tenía sólo 44 años y sacó adelante a cuatro hijos –Luis, María Covadonga, Fernando y Gonzalo–, que le dieron a su vez quince nietos. Hombre de profunda fe religiosa desarrolló una intensa actividad social y solidaria para ayudar a cientos de familias necesitadas, primero desde la Acción Católica Gijonesa (fue presidente de la Cocina Económica durante 46 años) y posteriormente desde el Opus Dei, a cuya institución se acercó tras perder a su esposa a finales de los años cincuenta y de la que llegó a ser miembro supernumerario.

El Comercio