Del menos dos al diez

Hay exámenes en los que si te equivocas te restan puntos

He quedado con Alberto a la entrada de la facultad. Sólo hemos hablado por teléfono. Para que me reconociera rápido le he dicho que iría con una carpeta vieja de color verde; su nota identificativa era que es más bien pelón. Ya nos hemos reconocido.

Intentamos ir al bar de la facultad, pero parece que nuestra idea no resulta original del todo: está completamente lleno. ¡Yo que pensaba que eso era propio únicamente de facultades de letras! Al final decidimos salir a los jardines del Palacio Real. Hace sol y se está muy bien fuera.

Hola Alberto... según tengo entendido también eres conocido como Parra, ¿por qué este sobrenombre?

Sí, dicen que soy un poco despistado y que estoy en la Parra. Por ejemplo, este año he cambiado de habitación en el Colegio Mayor Monterols y a menudo me confundo y entro en la antigua. También cuando hablo con los amigos, de repente saco un tema y todo el mundo se ríe. Entonces, me percato que de aquello ya se había hablado hacía rato y ahora estaban con otras cuestiones... En fin, si les divierte... 

¿Por qué elegiste ingeniería?

Siempre me ha gustado hacer inventos, cosas creativas más que estudiar de memoria. Quizá sea eso lo que me ha llevado a escoger esta carrera.

Colegio Mayor Monterols

Cuando te llamé hace dos días me dijeron que estabas en alemán... ¿Tienes tiempo para hacer ambas cosas?

Si uno se organiza encuentra tiempo para llegar a todo. Voy todos los martes y jueves a una escuela de idiomas... También doy clases particulares de matemáticas y física a un chaval de bachillerato, doy catequesis en la parroquia de Santa Agnès, en la calle Sant Elies de Barcelona, también participo en una “colla castellera”,... 

¿Una colla castellera?

Sí, un día un amigo, que hacía falcons (un tipode Castells), me dijo: ¿por qué no nos apuntamos a la colla castellera de la universidad? Y vamos todos los martes. En total somos unos 50 ó 60. Nos llamamos Els arreplegats de la zona universitària. Los ensayos empiezan a las 16.30. Al acabar, estamos un rato en el bar. 

Y ¿cuál es tu función? ¿No harás de “enxeneta”?

Yo soy bajo. Es decir, estoy en la base de todo, pero me cogen los que forman la piña. Nos lo pasamos muy bien. Hicimos una actuación delante del Palacio Real, con motivo de la Fiesta Erasmus que organiza la Plataforma por la Lengua.

(En este momento, se abren los aspersores que se encuentran justo detrás de nuestro banco. Nos giramos, para ver si nos mojarán o no. Alberto comenta que no hace mucho tuvo que elaborar un trabajo sobre “dispensadores de agua a presión”).

Eres universitario y quieres ser santo en medio del mundo, es decir, eres una persona que busca encontrar la santidad allí donde se encuentra. ¿Eso quiere decir que todo te sale perfecto?

¡Hombre, no...! Lucho para hacer las cosas en presencia de Dios y procuro ofrecer aquello que tengo entre manos. Pero claro, soy humano y me equivoco. Ya te lo he dicho, no es casualidad que me digan Parra. Por ejemplo, a veces llego tarde a clase... Ya se sabe, a primera hora de la mañana, la Diagonal puede estar colapsada... Pues entro discretamente y, si ha sido por pereza o por no poner atención, interiormente pido perdón a Dios.

También se pueden santificar los exámenes. Si me quedo en blanco ante un problema de álgebra o de cálculo, le digo a mi Ángel de la Guarda que me dé luces y paso al siguiente. Pero las cosas no siempre salen bien... He sacado algunos ceros... y no pasa nada.

O sea, ¿se pueden santificar los ceros?

Claro, y también los –2... (Ríe)

¿Los –2?

Hay exámenes que si te equivocas te restan puntos. Si has estudiado y has puesto todo tu ingenio para hacerlo bien y después, por lo que sea, el resultado no es el deseado... no quiere decir que el trabajo realizado anteriormente no sirva por nada. Estoy convencido de que a Dios le gusta más un –2 (bien aceptado, claro) fruto de muchas horas de esfuerzo y estudio ofrecido, que un 10 nacido del egoísmo y la vanidad o de la buena suerte... 

Y, ¿cómo haces para hacer las cosas cara a Dios?

Pues, busco trucos. Por ejemplo, cuando me pongo a estudiar con los amigos, rezo por ellos o pido para que quieran acercarse más a Dios. Es muy fácil, pero no siempre uno se acuerda. Se trata de poner un poco más la cabeza.

¿Y tus amigos se percatan que vives con intensidad el cristianismo?

Yo intento ser cristiano con naturalidad, haciendo lo mismo que todo el mundo pero cara a Dios. Cuando voy en el autobús, procuro rezar el rosario, pero no voy con un rosario de estos largos colgando de la mano... Mis amigos saben que soy católico. Cuando se lo digo, hay reacciones de todo tipo. Uno me dijo, “¿pero eres practicante? Pues qué alegría, yo también y eres el primero que me encuentro en la facultad”. Este amigo ahora viene a estudiar a Monterols y también frecuenta algunos medios de formación cristiana: charlas, retiros espirituales... También a menudo quedo para estudiar con uno que es de religión hindú. Está descubriendo la fe católica y le gusta mucho leer. A veces hablamos del origen del universo y de la vida en el planeta. El año pasado participó en el Univ, el Congreso universitario internacional que tiene lugar en Roma durante la Semana Santa.

¿Y hablas de Dios con todos tus compañeros de clase?

"Yo intento ser cristiano con naturalidad, haciendo lo mismo que todo el mundo pero cara a Dios"

No, hombre, no. Somos muchos en Industriales y además la gente es diferente en cada asignatura. Yo hablo de Dios a mis amigos, porque me sale natural. Por ejemplo, cuando les digo que vivo en Monterols, les explico que es una residencia del Opus Dei... y les hablo de San Josemaría y su mensaje. Después cuando estudiamos, claro, yo acostumbro a tener una imagen de la Virgen María o un crucifijo delante de los apuntes para ofrecer las horas de estudio; o cuando salimos a hacer deporte –voy a correr al Tibidabo y también hago natación–, si son las doce, rezamos la oración del ángelus, como hago todos los días... Además, a veces voy con los amigos de clase a una residencia de ancianos o al Cotolengo, o llevamos alimentos a una familia necesitada del barrio del Raval...

De repente, Alberto se para y me pregunta:

¿Qué hora es?

La una y media.

Pensaba que era más pronto. Bien, tengo que dejarte: he quedado a comer con un compañero de clase. Después tenemos ensayo con los Els arreplegats de la zona universitària.