Tras la devastadora DANA que golpeó Valencia el pasado martes, una de las necesidades más solicitadas ha sido la de alimentos no perecederos, algo común en este tipo de crisis. Sin embargo, en la calle Cronista Almela i Vives, donde se encuentra la Escuela de Formación Profesional Altaviana hacen falta alimentos frescos.
Altaviana nació hace más de 40 años con la misión de poner a la persona en el centro y darle una educación de calidad y profesional, a la vez que inculcar en sus alumnas el compromiso por servir a la sociedad y promover los valores cristianos, como la libertad, el respeto a la persona o la caridad. Actualmente ofrecen grados superiores y medios en sectores como el de la hostelería, la educación o la atención a la discapacidad.
Desde este centro se están preparando unas 300 raciones de comida caliente al día para repartir a las áreas afectadas, donde no cuentan con agua o luz para cocinar.
“Quedarnos sin hacer nada no era una opción”, explica Marisa López Fernández, directora de Altaviana. La escuela, que comenzó hace 45 años como centro de formación en hostelería, también capacita a futuros educadores infantiles y cuidadores de personas dependientes, siempre con el enfoque en la atención personal. Guiados por esta filosofía, decidieron ayudar desde su campo: la cocina.
Con una cocina de 400 metros cuadrados, Marisa no dudó de que habría suficiente apoyo si pedían la colaboración de estudiantes, familiares y docentes. “El sábado hicimos un llamamiento, y en tres horas ya teníamos 160 voluntarios”, comenta con orgullo.
La materia prima tampoco tardó en llegar. En poco tiempo, comenzaron a formarse “filas de personas” que traían productos de una lista previamente compartida, ajustada a los menús que habían preparado. Todos los platos estaban pensados para ser fáciles de cocinar, transportar y consumir.
Pese a las dificultades recientes para acceder a algunas zonas inundadas, ellos no han enfrentado problemas. Atribuye su éxito a la coordinación previa: “Nos aseguramos de colaborar con entidades oficiales, desde los ayuntamientos hasta Protección Civil y parroquias, para que la entrega fuera fluida y no nos detuvieran a medio camino”.
Listos para servir
La distribución de los alimentos en los puntos de entrega asignados corre a cargo de estas organizaciones oficiales. La escuela solo solicita una furgoneta y un conductor, ya que las raciones se entregan empaquetadas de forma individual, con cubiertos y servilletas.
Hasta la fecha, han repartido aproximadamente 1.100 raciones de platos como pollo con patatas, albóndigas, cremas de verduras, macarrones y ensaladas de arroz y legumbres.
Las muestras de agradecimiento han sido muy valoradas; para López Fernández, los mensajes de gratitud de gente a la que han ayudado les motiva a seguir aportando su granito de arena. “Esta mañana recibimos un mensaje de una familia en Algemesí que decía que, después de tanta angustia, nuestros platos fueron un motivo de alegría, porque pudieron reunirse a comer juntos, y, además, caliente”.