El día 16 de mayo el número de visitas a la biografía de Isidoro Zorzano en esta página web fueron inusualmente altas, y lo mismo sucedió con la oración para pedir a Dios por su intercesión. ¿Qué había ocurrido?
Esa mañana, el audio de“10 minutos con Jesús” narraba la curación de David, un profesor vallecano, padre de cinco hijos, todos menores de edad. Un día, hace cinco años -relata el artículo de Aleteia-, moviendo un mueble se hizo daño. Parecía algo de un tendón en la mano derecha, y necesitó de una operación. Se complicó y le afectó a otros nervios. Más operaciones. Empeoró. Se extendió. Le afectó al equilibrio, a temas neuronales, se le quedaron los dedos agarrotados. Los dolores eran muy intensos. Le colocaron un neuroestimulador, que al principio pareció funcionar, pero su cuerpo lo rechazó por algún tipo de alergia. Perdió la sensibilidad, y finalmente, quedó en silla de ruedas. Y con dolores tremendos que apenas le permitían conciliar el sueño.
David y Teresa se casaron en la parroquia de San Alberto Magno, en Vallecas. En esa iglesia está enterrado Isidoro Zorzano, un compañero de clase de san Josemaría.
«En mi casa, somos muy de pedir cosas a Isidoro Zorzano. Nos ha hecho favores cotidianos. Y dijimos, ‘¿por qué no?’ Ya que nos ha ayudado en pequeñas cosas, que haga algo más gordo», cuenta David.
Así que se decidió a mover por grupos de redes sociales un mensaje muy campechano invitando a quien quisiera a unirse a una novena a Isidoro Zorzano para pedir su curación, porque él «quería volver a trabajar». Y el mensaje comenzó a circular.
Y es que, unos días antes, el médico no le había buenas noticias: «Cuando veo que todos los medios médicos me dicen que la única esperanza es una operación del neuroestimulador para disminuir el dolor, no para curarme, es en ese momento cuando piensas, ahora de verdad».
Último día de la novena a Isidoro Zorzano
El último día de la novena a Isidoro, David había quedado con su amigo Carlos para acompañarle a hacer unas gestiones a El Escorial, un pueblo en la sierra madrileña. Iban en el coche de Carlos. Entonces, David comenzó a sentir un hormigueo en la pierna. David comenzaba a sentir los dedos y se lo dijo a su amigo, quien le recordó que aún le quedaba por rezar la última estampa de la novena.
Pararon en una gasolinera. Rezaron la estampa muy emocionados. David salió del coche por su propio pie. El equilibrio que perdió hacía años, había vuelto. Y la sensibilidad. Los dedos se habían vuelto a estirar. El dolor había desaparecido. Se abrazó emocionado a su amigo e inmediatamente llamó a Teresa para anunciarle el milagro.
«Siga usted tomando novenas»
David acudió a la consulta -relata el sacerdote en el audio de “10 minutos con Jesús”- que tenía prevista desde antes de este episodio con el médico, que además coordinaba los distintos equipos que estaban siguiendo su caso. al principio el médico no le reconoció. Efectivamente él tenía un paciente con ese nombre y ese apellido, pero su paciente apenas se podía mover y tenía delante de él a alguien que había entrado andando tranquilamente por su propio pie.
Le preguntó si habían tenido algún tipo de tratamiento especial y entonces decidieron contarle que son cristianos y que, en vista de que los medios humanos ya no daban más de sí, habían decidido intensificar lo sobrenaturales y que habían empezado a rezar una novena, que consiste en rezar una oración durante nueve días a un santo pidiendo por la curación.
El médico le hizo distintas pruebas y mientras iba repitiendo, una y otra vez, «no me lo puedo creer, no me lo puedo creer». Al finalizar elaboró un nuevo informe y les dijo a David y Teresa: «lo único que tengo claro es el nuevo tratamiento: siga usted tomando novenas».
El mérito es de Dios a través de Isidoro Zorzano
«Ahora tengo varios meses de rehabilitación por delante -cuenta David a Aleteia- porque tengo los músculos acartonados, no tengo fuerza en las manos, me canso enseguida».
David sabe que los dolores se han ido y que volverá a trabajar. Eso en lo físico, pero en lo espiritual se siente abrumado «porque no quiero ser protagonista, el mérito es de Dios a través de Isidoro. No lo estoy viendo de la barrera, estoy dentro de la plaza. Yo estoy agradecido, continuamente dando gracias, pero el modelo a seguir no soy yo».
Tiene claro que quiere que su historia se conozca: «Yo cuento lo que sea pero para acercar a la gente a Dios, no quiero ser showman. Pero yo quiero contar la realidad para que la gente crea y podamos tener más milagros».