"La doctrina del beato Josemaría" ha afirmado el cardenal Jorge A. Medina, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, se inscribe en la más pura tradición católica y su enseñanza no constituye una espiritualidad restringida a su familia, sino que es patrimonio de la Iglesia, como suelen serlo las enseñanzas de los grandes santos. Su legado está acreditado por una nota de universalidad y de catolicidad".

El purpurado clausuró el XXIII Simposio Internacional de Teología "El cristiano en el mundo. En el centenario del nacimiento del beato Josemaría Escrivá (1902-2002)", organizado por la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra que se ha celebrado del 10 al 12 de abril en Pamplona (España).

El cardenal indicó que el fundador del Opus Dei y de la Universidad de Navarra "fue elegido por Dios para poner de relieve un tesoro siempre actual de la fe católica: la doctrina de la llamada universal a la santidad". Según dijo, "la costumbre más que milenaria de la Iglesia de venerar a santos o beatos constituye una expresión válida de su fe en que la santidad es la meta de toda vida cristiana".

La santidad en la vida cotidiana

El cardenal Jorge A. Medina, dijo también que el beato Josemaría subrayó en sus escritos "la condición de lo cotidiano como el marco en que todo cristiano debe responder a la llamada que Dios hace a todos sus hijos a la santidad". Asimismo, explicó que "esta llamada no implica, sin embargo, una total uniformidad y se realiza, en concreto, a través de las diversas vocaciones cristianas. Lo que es claro -agregó- es que cada cual, en el lugar y la actividad a la que Dios le llamó, allí debe responder al común llamado a la santidad".

El cardenal concluyó afirmando que "la Iglesia es, por la acción del Espíritu Santo, el lugar de la santificación. Por eso, la santidad no es un asunto exclusivamente personal, sino que -en virtud de la 'comunión de los santos'- interesa a todo el cuerpo eclesial".

La Iglesia en la sociedad moderna

El arzobispo de Pamplona, mons. Fernando Sebastián, dijo en su intervención que "cada vez más, a medida que la sociedad sea más racional, más secular, más pluralista y más tecnificada, la visibilidad y la influencia directa de la Iglesia en el mundo tendrá que venir por medio de la presencia, de la inserción y la acción de los cristianos seglares", siempre que estos "descubran y vivan hondamente la riqueza de su misión como cristianos y como miembros de la Iglesia, instrumentos de la gracia y la salvación de Dios en el mundo".