CIUDAD DEL VATICANO, 25 DE FEBRERO DE 2007
"Entramos en el tiempo de Cuaresma -dijo el Papa- con la mirada fija en el costado de Jesús. (...) Solamente mirando a Jesús, muerto en la cruz por nosotros, se puede conocer y contemplar esta verdad fundamental: Dios es amor", y recordó que en la encíclica "Deus caritas est" escribió que "desde esa mirada, el cristiano encuentra la orientación de su vivir y de su amar".
"Contemplando con los ojos de la fe al Crucificado, podemos comprender a fondo qué es el pecado, qué trágica es su gravedad, y al mismo tiempo cuanto es inconmensurable la potencia del perdón y de la misericordia del Señor", subrayó el Santo Padre, exhortando a todos durante la Cuaresma a "no apartar el corazón de este misterio de profunda humanidad y de elevada espiritualidad" y a sentir que "al contemplar a Cristo, al mismo tiempo somos contemplados por Él".
"Aquel a quien nosotros mismos hemos traspasado con nuestras culpas no se cansa de derramar sobre el mundo un torrente inagotable de amor misericordioso. ¡Que la humanidad comprenda que sólo de esta fuente brota la energía espiritual indispensable para construir la paz y la felicidad que el ser humano busca sin descanso!".
Benedicto XVI concluyó recordando que hoy comienza la semana de ejercicios espirituales para la Curia romana, en la que participará él también. "Os pido -dijo- que me acompañéis con vuestra oración. Yo rezaré de buena gana por vosotros en el recogimiento del retiro, invocando la potencia divina sobre cada uno de vosotros, sobre vuestras familias y vuestras comunidades".