Como por casualidad

Lucía tiene ocho años, es alumna del colegio Fuenllana; a su edad, ya ha soportado 17 operaciones como consecuencia de una malformación cráneo-cerebral.

Luis, Lucía y Begoña

¿Cómo fue el nacimiento de Lucía?

La primera vez que tuvimos a nuestra hija en brazos fue el momento más feliz de nuestra vida y a la vez el más triste: cuando la vimos, comprendimos que Dios nos había concedido aquella niña para que la sacáramos adelante poniendo todos los esfuerzos que fueran necesarios. Fue un milagro su gestación, fue un milagro su nacimiento con vida y los milagros continúan.

“Si dejas que la niña viva, te prometo que su padre y yo vamos a empeñar nuestra vida en sacarla adelante"

Con 15 días le hicieron la primera operación, con mucho riesgo y escasas posibilidades de que pudiera superarla. Ante esta situación, Begoña le dijo a Dios: “mira, las dos cosas que te he pedido en mi vida me las has concedido, pero ahora te digo muy en serio, Tú nos has mandado a nuestra hija con este problema, y yo te digo: si dejas que la niña viva, te prometo que su padre y yo vamos a empeñar nuestra vida en sacarla adelante, pero si te la quieres llevar hazlo ahora" . A día de hoy Lucía tiene 8 años, hace una vida normal con algunos cuidados especiales que no impiden que tenga una evolución como cualquier niña de su edad.

Podemos decir que, sin cosas extraordinarias, Dios nos ha ido poniendo delante como por casualidad la solución a cada circunstancia concreta y eso ha sido nuestra historia con Lucía: Dios que permite un problema pero inmediatamente te pone la solución delante, y uno sólo tiene que mirar, estar atento y cogerla.

Vista parcial del colegio Fuenllana

¿Qué momentos del crecimiento de vuestra hija recordáis especialmente?

Cuando nos llegó el momento de decidir el colegio de Lucía, pedimos información sobre distintos centros que tuvieran algunos servicios como logopeda o posibilidad de hacer psicomotricidad. Optamos por un centro privado y laico que teníamos cerca del domicilio donde vivíamos.

Nunca pudimos disponer de los servicios de apoyo pedagógico que el colegio nos ofreció en su momento, por lo que tuvimos que ir solucionándolos por otro lado para paliar las dificultades con que Lucía se topaba en su desarrollo. Conscientes de que estos primeros años de la vida eran fundamentales, no quisimos escatimar esfuerzos para que nuestra hija fuera lo más normal posible.

'Me encanta esta escuela', escribió en su dedicatoria Agatha Ruiz de la Prada, durante su visita al colegio

La responsabilidad de sacarla adelante era ineludiblemente nuestra, pero tuvimos poco apoyo por parte del colegio. Gracias a Dios, conocimos la ONG “Save the children" que nos ayudó durante aquel último curso escolar de infantil, que es imprescindible para poder acceder a la educación primaria porque es en el que se aprende todo el abecedario, los números, formas, conceptos, etc.

“Nos llamó la atención que quienes habían tenido un trato directo con miembros de la Obra eran los que opinaban más favorablemente"

¿Cómo decidisteis el cambio de colegio?

Los motivos se fueron dando la mano unos a otros. La vivienda que ocupábamos entonces era muy ruidosa y el sueño de Lucía se estaba alterando, sin descontar que siempre ha tenido frecuentes dolores de cabeza, y las largas estancias en el hospital contribuían a hacerle más difícil dormir. Noche tras noche nos enfrentábamos a la odisea de no poder dormir hasta que la situación se hizo insostenible.

Nos topamos entonces con otra de las casualidades que han acompañado la vida de Lucía: encontramos una casa perfecta, por sus condiciones y emplazamiento, para el tipo de vida que queríamos hacer. Con sorpresa por nuestra parte vimos que al lado estaban construyendo un colegio concertado que ofertaba los servicios que necesitábamos: se llamaba Fuenllana y era una obra corporativa del Opus Dei , con el que no habíamos tenido ninguna relación directa; como es lógico, preguntamos a nuestros conocidos.

Las alumnas de Restauración con el famoso cocinero Martín Berasategui

Hubo quien nos habló mal y quien bien, pero lo que nos llamó la atención fue que quienes habían tenido un trato directo con miembros de la Obra eran los que opinaban más favorablemente.

Finalmente decidimos pedir plaza y fuimos a Fuenllana, pero la directora no estaba; dejamos nuestros datos y a los pocos días recibimos su llamada, interesándose por Lucía y por nosotros. Al colgar, tuve una sensación que nunca antes había tenido: estábamos acompañados, porque una persona que no sabía quiénes éramos, que nunca nos había visto la cara, me decía que no nos preocupáramos porque iban a hacer todo lo posible para que Lucía estuviera bien en ese colegio. No pueden imaginarse el impacto que nos causó que sin ser alumna del colegio nos llamara y animara.

¿Qué destacaríais del tiempo que lleváis en Fuenllana?

“En cuanto las vio, pegó un salto y se incorporó de la cama, a pesar de que, después de las operaciones, apenas puede moverse por el dolor"

Del colegio no hemos recibido más que cariño y apoyo: en mayo del año pasado a Lucía tenían que hacerle otra operación “de las gordas". Al día siguiente de la salida de la UVI, vinieron a visitarla su tutora con otra profesora; en cuanto las vio, pegó un salto y se incorporó de la cama, a pesar de que, después de las operaciones, tiene el cuerpo contracturado sin apenas moverse por el dolor … cuando vimos el salto de nuestra hija, los que tuvimos que sentarnos fuimos nosotros. Las profesoras del colegio le traían dibujos que las niñas le habían hecho, un peluche y una fotografía de sus compañeras con el peluche.

No podemos decir si el milagro fue por lo que la gente rezó a San Josemaría , si fue por lo que nosotros le suplicamos a Dios, o si fue el cariño que recibimos, o si fueron las tres cosas juntas, pero lo cierto es que lo que normalmente era una recuperación de semanas en este caso fue de días y sin complicaciones.

Celebración de la fiesta de San Josemaría

Además, antes de la operación recibimos una llamada de la directora del colegio en la que nos decía que estaban rezando para que todo fuera bien, nos animó a que encomendáramos la oración al patrón del colegio, san Josemaria, y nos dio una estampa con una reliquia que le dimos a Lucía para que la llevara durante la operación.

Cuando todo terminó estábamos tan felices, agradecidos y rodeados de cariño y apoyo, que sólo se nos ocurrió hacer llegar nuestro agradecimiento a todos a través de San Josemaría, así que decidimos regalar las flores que decoraron el polideportivo el 26 de Junio en la Misa de su fiesta. Al fin y al cabo todo había llegado a nosotros a través de la Obra, y en concreto de Fuenllana que es el resultado de la fidelidad de San Josemaría.

¿Os ha cambiado entonces la vida “Fuenllana"?

Sí, mucho. Antes éramos una familia unida y luchadora frente al mundo y contra los obstáculos del mundo. Hoy seguimos siendo una familia unida y luchadora, pero ahora no estamos solos, tenemos amigos: todos ellos nos han redescubierto a Jesucristo, a María, al Espíritu Santo… Y aunque el dolor y la lucha continúan y no vemos el final del camino, ahora tenemos más paz, somos más felices y estamos más orgullosos de ser una pequeña gran familia.