Artículo publicado por El Día (EFE)
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A pesar de la dureza de las cifras, éstas son mucho mejores que hace unos años. En el 2000 moría un niño cada 30 segundos, pero estos datos no son consuelo para la doctora Tallah: "¿por qué tienen que seguir muriendo niños a causa de la malaria si hay herramientas para prevenirlo?".
En esa lucha está ella desde 2007 como directora de la Coalición de Camerún contra la Malaria, donde ha promovido el reparto "puerta a puerta" de las mosquiteras, que han demostrado ser uno de los métodos más eficaces para evitar el contagio de la enfermedad.
"Si todo el mundo durmiera con mosquitera, la enfermedad desaparecería", afirma en una entrevista a Efe con motivo de su visita a España para recibir el Premio Harambee a la Promoción e Igualdad de la Mujer Africana.
El trabajo es arduo, y no sólo por lo que implica repartir las mosquiteras y enseñar a usarlas, sino porque dependen de los fondos del Gobierno que parece tener otras prioridades. "Cómo van a tener otras prioridades si la malaria mata a muchos más niños que el Boko Haram", se pregunta.
La campaña va dando sus resultados y el uso de las mosquiteras se va extendiendo entre la población y, en los últimos 15 años su uso ha pasado del 3 al 60 por ciento de la población.
Cuando se la pregunta por si cree que un día la malaria desaparecerá de Camerún sonríe: "Sé que se puede hacer y tengo la esperanza", pero es realista: "mi objetivo es controlar la enfermedad".
En este control tiene mucho que ver otra de sus grandes pasiones; ofrecer una enseñanza de calidad a las niñas y mujeres camerunesas porque "los hijos de madres que no han recibido formación tienen el doble de posibilidades de morir que el resto".
Así lo ha comprobado en su experiencia como pediatra, donde veía la cantidad de niños menores de 5 años que morían de enfermedades que se podían prevenir.
Se dedicó durante años a visitar las aldeas para ofrecer información a las madres sobre los cuidados de los niños recién nacidos y despejar falsas creencias que llevaban a no amamantar a los pequeños.
En esas expediciones, Tallah encontraba numerosas resistencias, primero de los hombres y luego de las mujeres más mayores que desconfiaban de sus consejos, pero "los resultados ayudan a superar esas reticencias y poco a poco íbamos logrando nuestro objetivo".
Uno de los ejemplos de estas campañas es el caso de una mujer que perdió a su hijo al nacer en un parto atendido en casa por una matrona y con escasas medidas higiénicas.
"El parto se dilató más de lo debido y el niño nació muerto. Hablamos con la matrona y le enseñamos cuestiones básicas como lavarse las manos antes de atender el parto o acudir al hospital si éste se complica. Un año después esa misma mujer se quedó embarazada y tuvo a su hijo en el hospital porque la matrona vio que algo no iba como debía y recordó nuestras recomendaciones", relata.
Esta pediatra considera cada caso como un logro y, convencida de que el mayor enemigo de la salud y del progreso de la mujer es la falta de instrucción, ha fundado la Asociación EFEDI (escuela, familia y educación integral), promotora del colegio Tiama, donde educan a niñas para conseguir desarrollar al máximo sus capacidades.
Gracias a este proyecto, la Fundación Harambee le ha concedido el Premio a la Promoción e Igualdad de la Mujer Africana, cuya dotación destinará a construir una sede definitiva para el colegio.