Benedicto XVI en el Reino Unido: ¿un precedente para Santiago y Barcelona?

Pablo Blanco, profesor de Teología de la Universidad de Navarra y biógrafo de Benedicto XVI, describe los temas que trató el Papa en su viaje al Reino Unido y cómo se modificó la opinión pública sobre Benedicto XVI.

Benedicto XVI, junto al Arzobispo de Canterbury, firma en el libro de visitas de la abadía de Westminster @Reuters

«Los ateos británicos llevan días armando bronca contra el papa, afirmaba un cronista. Primero, escribiendo contra él en sus bitácoras y acusándole de los cargos de siempre: machismo, antiabortismo y homofobia». Había además problemas más recientes, como recordaba la periodista canadiense Deborah Gyapong, «cuando se anunció la publicación de la constitución apostólica Anglicanorum coetibus, en octubre de 2009, algunos la tacharon de “caza furtiva” o compararon esta decisión del papa con un despliegue de tanques en el jardín arzobispo de Canterbury». Sin embargo, el papa declaró en el vuelo a tierras británicas: «Voy adelante con gran valentía y alegría». Y aludió a la gran pasión de Newman: la verdad presente en la persona de Jesucristo. 

Verdad, política y religión

En la misa en Bellahouston Park, en las afueras de Glasgow, Benedicto XVI afirmó que la evangelización de la cultura «es aún más importante» en un momento «en el que una “dictadura del relativismo” amenaza con enturbiar la verdad inmutable de la naturaleza del hombre, su destino y su fin último». Con la verdad por delante, también en temas dolorosos. «Durante el tercer día –comentaba un diario americano– el papa mantuvo una reunión privada con personas que fueron víctimas del abuso sexual por parte de sacerdotes. Con esa reunión se buscaba pasar el mensaje claro de que la Iglesia católica deseaba pedir perdón por lo ocurrido y por la falta cometida por el silencio y ofrecer la enmienda de justicia y solidaridad con las víctimas, También tomar medidas para evitar desde ahora que se vuelvan a dar situaciones similares».

En su esperado discurso en la Westminster Hall (donde fue juzgado y condenado Tomás Moro, canciller de Inglaterra), se centró en defender la necesidad de que la religión no sea marginada del debate público. Expresó especialmente su preocupación por «la creciente marginación de la religión, especialmente del cristianismo», en naciones «tradicionalmente tolerantes», y reclamó un diálogo entre la fe y la razón. El obispo de Roma reconoció y mostró su estima por el papel que el parlamentarismo inglés ha tenido en la instauración de la democracia. A pesar de estos logros, seguía diciendo Benedicto XVI, «las cuestiones fundamentales en juego en la causa de Tomás Moro continúan presentándose hoy”, y es “en nombre de qué autoridad pueden resolverse los dilemas morales».

El Deán de Westminster, John Hall, acompaña al Papa a su entrada en la abadía de Westminster

Por la tarde, presidió una vigilia de oración por la beatificación del cardenal John Henry Newman (1801-1880). En su discurso, el papa ilustró todo lo que los jóvenes católicos pueden aprender del nuevo beato. Destacó del futuro beato inglés «la pasión por la verdad, la honestidad intelectual y la auténtica conversión son costosas». «Sábado 18, 19 horas, comentaba un blog. Prayer Vigil at Hyde Park […] Creo que el momento más top de la noche fue la adoración eucarística. Miles de personas en la bendición con el papa en medio del Londres que hasta ahora lo conocíamos como ruidoso y frívolo. Para la ocasión las calles circundantes al parque habían sido cortadas. Hubo cinco minutos de silencio e intensidad, propiedad privada del verbo “adorar”, que muchos no hubiéramos imaginado posible en un lugar como este». 

Un desenlace inesperado

El domingo salió en helicóptero desde Wimbledon Park hacia Birmingham, donde iba a tener lugar la beatificación del cardenal Newman en el Cofton Park de Rednal. «El cardenal Newman –había dicho el papa a los periodistas en el avión– es sobre todo, por una parte, un hombre moderno, que vivió todo el problema de la modernidad, que vivió también el problema del agnosticismo, de la imposibilidad de conocer a Dios, de creer. […] Es un hombre de una gran espiritualidad, de un gran humanismo, un hombre de oración, de una relación profunda con Dios y, por eso, de una relación profunda también con los hombres de su tiempo».

El Papa al salir de la residencia San Pedro @Reuters

La misma prensa británica, que durante meses trató la visita papal con una creciente hostilidad, terminó dando un sorprendente giro al decidirse a asumir la realidad. Rottweiller? No, holy grandfather! o El papa de la gente deja Gran Bretaña con una sonrisa en los labios son algunos de los titulares de los más importantes periódicos que demuestran el éxito de este décimo séptimo viaje internacional del papa Ratzinger. Según el coordinador de la visita del papa al Reino Unido, monseñor Andrew Summersgill, «en todos los lugares ha hablado de la importancia de la razón y de la fe: a la sociedad civil ha hablado de la función de la religión en la vida pública, durante las liturgias nos ha enseñado la fe y con los jóvenes y con los ancianos ha mostrado su fe». En referencia al lema de la visita «El corazón habla al corazón», señaló que «el Papa ha hablado al corazón, pero sobre todo ha hablado desde el corazón».

Pablo Blanco Sartoes el autor de BENEDICTO XVI. EL PAPA ALEMÁN (Planeta, 2010)

Pablo Blanco Sarto