Jóvenes del Ateneo Universitario reparten bolsas de comida en la parroquia de San Antón

Por tercer año consecutivo, cincuenta jóvenes de la asociación Ateneo Universitario preparan y reparten 100 comidas de navidad en la parroquia de San Antón. Esta pequeña fiesta navideña se ha llevado a cabo gracias a la colaboración de muchos familiares y amigos, sin ayuda de entidades profesionales.

Una joven del Ateneo Universitario entrega una bolsa de comida a un hombre en la parroquia de San Antón - ABC

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En San Antón todas las ayudas son bien recibidas, por eso, desde hace tres años, un grupo de jóvenes de la Asociación Ateneo Universitario prepara una comida navideña para 100 personas, que este año tuvo lugar este fin de semana.

Durante semanas, estas jóvenes han recogido todos los alimentos y material necesario, implicando a sus amigos y familiares, para preparar una comida de navidad, en un formato fácil para que cada uno se la tome donde quiera: cubiertos dorados, pero de plástico; servilletas navideñas, pero de papel; una buena carne con guarnición, servida en un tupper de aluminio… Y ensalada de marisco, turrones, roscón y un par de guantes calentitos para cada uno de los beneficiarios.

La entrega fue precedida por una celebración en la que, incluso lo más tímidos, se lanzaron a cantar el villancico estrella, «Los peces en el río». Entre risas y alguna que otra lágrima, las historias personales de unos y otros fueron copando la tarde.

Como la de Cari, que tuvo que dejar a sus hijos en Cuba y se vino a España a trabajar, aprovechando su doble nacionalidad. Durante un tiempo vivió en calle, hasta que una mujer que la veía cada día la acogió en su propia casa. «Vivo en su salón y siempre que encuentro algún trabajo –una sustitución de limpieza en el Planetario, un puesto en un bazar chino…- trato de ayudar con los gastos. Todos los días paso en esta parroquia 3 ó 4 horas porque me dan de comer y me ayudan a encontrar estas cosas».

O Emilio, el asturiano que de pequeño emigró con sus padres a Estados Unidos y hace pocos meses fue deportado a España. Después de 35 años allí, haber estudiado una carrera, trabajado, etc. ha llegado con lo puesto y sin conocer a nadie, pues sus padres ya fallecieron. Ahora le toca buscar trabajo y empezar de cero.

Y como ellos Paquita, Mari Paz… cada historia espolea a los que tienen la suerte de escucharla y de compartir con ellos esta celebración navideña.

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