«Ya ponemos cara a cada balcón​»

A diario, de 20,05 a 20,20 horas, en un barrio de Vigo el confinamiento se vive de puertas para afuera. Una chica, Mana, y varios chicos de la asociación juvenil Doira animan al vecindario con concursos, canciones, etc. Varios periódicos, e incluso el programa de Herrera en COPE, se han hecho eco.

Vista parcial de Vigo.

Atlántico Ya ponemos cara a cada balcón

COPE 15 minutos de confinamiento puertas para afuera


Ocupar el tiempo en la cuarentena da lugar a iniciativas como en el tramo de Camelias con Hispanidad que buscan sumar experiencias organizando fiestas vecinales, o a través de las red compartiendo contenidos

El tramo inicial de Camelias y de Hispanidad se convierte en una auténtica fiesta cada día, de 20,05 a 20,20 horas. Son apenas 15 minutos en los que el confinamiento vive de puertas para afuera. La responsabilidad la comparten Mana, una vecina que lleva viviendo en el barrio toda la vida y los chicos de la residencia del Opus Dei, que linda con su casa.

“Un día llegó Mana pidiendo un megáfono para animar al vecindario, nosotros, que colaboramos como monitores con la asociación juvenil Doira, ya lo habíamos pensado, y al dar el paso, superamos ese recelo inicial de poder molestar”. Así, José Jarque y sus compañeros se involucraron en la animación de la comunidad, que no busca tan solo divertir, sino compartir experiencias. “Es increíble porque antes no conocíamos a los vecinos y ahora ya relacionamos cada balcón con una cara”.

Concursos, canciones y homenajes

En un principio eran ellos los que programaban la música, “con estilos variados para que les guste a todo el mundo”, apunta. Pero ahora son los propios vecinos los que hacen sugerencias a través de un grupo de WhatsApp. “Dimos en el número por megafonía y ya están apuntados más de treinta”. Así, cada día dedican canciones por cumpleaños, por el Día del Autismo o hacen homenajes. Lo último es un concurso musical. “Quien antes adivine las canciones se llevará un detalle que ofrece una panadería del barrio, gracias la acción de otro vecino”.

Entre que preparan la intervención de cada tarde y consultan los mensajes, Jarque y sus compañeros dedican al menos una hora a esta acción social.

Sin embargo, su tiempo de confinamiento tiene que repartirse con otras obligaciones: los trabajos telemáticos, los estudios o las tareas del hogar. En la residencia conviven once jóvenes, desde profesionales (farmacéutico, maestro o investigador) a estudiantes universitarios y dos sacerdotes. “Somos numerarios del Opus Dei, procedemos de distintos sitios de España y vivimos bajo el espíritu de la familia, ya que creemos en la santificación a través de la vida ordinaria”.

Tienen experiencia en dinamización cultural por su trabajo en Doira, que tiene su sede en el bajo de la residencia. Es una asociación juvenil que ofrece ocio y formación “cerca de Dios”, aunque también está abierta a los no cristianos.

Unidos por la cuarentena

La cuarentena los unió a Mana que sale con su hija, Banchy y sus sobrinos, Luis y Ana, a darlo todo en el balcón. “Nosotros estamos en el punto de visión de los edificios de Camelias y pensé que nuestra situación era buena para poder animarlos un poco”. Así, Mana se convirtió en la incitadora de la “discoteca vecinal”.

El resto del tiempo lee, hace deporte y disfruta de la naturaleza, “tengo la suerte de vivir junto a O Castro y soy testigo de cómo cambia el comportamiento de los animales, los conejos no tienen miedo de adentrarse en la carretera”. Menos su sobrina, opositora, que dedica su tiempo a estudiar, el resto de la familia, comparte sus aficiones.

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