“Alas para volar”

Así se titula el nuevo libro de la colección AMIGOS DE ORAR (Editorial Monte Carmelo) del sacerdote Vicente Huerta. El subtítulo -San Josemaría Escrivá Maestro de Oración- es bien significativo de que el libro pretende ser una obra práctica, encaminada a facilitar la vida de oración con algunas enseñanzas de San Josemaría.

Cuenta Pilar Urbano en el libro El hombre de Villa Tevere una sabrosa anécdota de San Josemaría Escrivá a propósito de los oratorios de la citada Villa. Preguntado el Santo por el oratorio que le gustaba más, respondió: "A mí me gustan todos los oratorios de esta casa. Pero... me gusta más la calle. Y tú, hijo mío, y tantas hijas e hijos míos, tendréis que hacer muchas veces la oración por la calle. ¡Y se puede hacer la mar de bien...! Aunque, siempre que podemos, la hacemos en una iglesia o en un oratorio: ante el Señor, que está realmente presente en el sagrario" (p. 186).

En esta sencilla y enjundiosa respuesta se esconde no sólo una experiencia de vida de oración, sino también una referencia al carácter contemplativo y dialogal que tiene la plegaria especialmente en una iglesia u oratorio, ante el Santísimo Sacramento.

Cuando el Santo Padre Juan Pablo II canonizó a San Josemaría el 6 de octubre de 2002, lo presentó como un "maestro de oración".

El presente libro pretende acercar a los lectores algunas enseñanzas y algunos consejos del Fundador del Opus Dei. Con el sugestivo título de ALAS PARA VOLAR, tomado de un punto de Forja, el autor quiere, al mismo tiempo, facilitar la oración. Por eso, además de apoyarse en textos del Santo, va desgranando un pequeño tratado sobre la oración cristiana, dedicando una atención particular al Rosario y al Vía Crucis. En la II parte, siguiendo las sugerencias de la Carta Apostólica "Rosarium Virginis Mariae" del Papa Juan Pablo II, propone, para cada uno de los misterios gozosos, de luz, dolorosos y gloriosos, unos textos bíblicos y unos comentarios de San Josemaría.

Confío y deseo que esta pequeña obra cumpla su objetivo. La oración es la respiración del creyente: "La vida cristiana debe ser vida de oración constante, procurando estar en la presencia del Señor de la mañana a la noche y de la noche a la mañana. El cristiano no es nunca un hombre solitario, puesto que vive en un trato continuo con Dios, que está junto a nosotros y en los cielos. Sine intermissione orate, manda el Apóstol, orad sin interrupción(1Tes 5, 17)" (San Josemaría, Es Cristo que pasa, 116).

(Presentación del libro escrita por Mons. Julián López Martín, Obispo de León)