Un estilo universitario que permanece

Ubicado en Santiago de Compostela, ciudad conocida por su espíritu universitario, La Estila fue uno de los primeros colegios mayores que pusieron en marcha las personas del Opus Dei. 75 años más tarde casi 3.500 antiguos alumnos han vivido y estudiado entre sus paredes.

“Tener por impulsor del colegio mayor a un santo es siempre un privilegio”, decía el director de La Estila, Miguel Jiménez de los Galanes, en la apertura de curso y refiriéndose a san Josemaría, fundador del Opus Dei. Y es que “hace 75 años dos catedráticos de esta Universidad, Laureano López Rodó y Amadeo de Fuenmayor, por impulso de san Josemaría, pusieron en marcha un colegio mayor que ha sido una señal, un referente durante todos estos años en la Universidad de Santiago”.

Concluye el curso académico 23/24. En Compostela la tuna canta eso de “triste y sola, sola se queda Fonseca… sola se queda la Universidad”. El pazo de Fonseca (así llamado en honor al impulsor de la Universidad de Santiago de Compostela, fundada hace más de cinco siglos) acogió la apertura de este curso del Colegio Mayor La Estila. Era el arranque de las celebraciones de sus 75 años. 

El aniversario ha servido para hacer algunos números, como el de los más de 3.500 antiguos alumnos. Cada uno con una historia que a veces entrelaza pasado y presente: “A estas alturas, el número de colegiales que han seguido el camino de sus padres es ya muy alto. A veces se crean confusiones muy divertidas, pues llevan el mismo nombre”. Esto cuenta Juan Vicente Boo, antiguo residente, periodista en el Vaticano durante dos décadas y autor del libro La Estila. Una estrella alegre para toda la vida, publicado con motivo del aniversario. Uno de los capítulos lleva por título Mi hijo quiere ser residente.

La tuna universitaria de Santiago actuó como parte de los actos del 75 aniversario del Colegio Mayor La Estila..
La tuna universitaria de Santiago actuó en los actos del 75 aniversario.

La celebración, con misa en la catedral y la actuación de la tuna, entre otros actos, ha mirado al pasado, a las raíces de La Estila presentes en aquella carta de san Josemaría del 27 de enero de 1940: “Muy pronto vamos a ir a Sevilla, Granada y Santiago. Con esto se habrá cumplido al pie de la letra el plan de trabajo. Ayudad: ¡bendita Comunión de los Santos, que tanto aprovecha al que da como al que recibe!”. 

Como primer paso de aquella expansión, el fundador del Opus Dei contaba con las cartas de presentación para las autoridades eclesiásticas de dichas ciudades. Según el historiador Andrés Vázquez de Prada, “no siempre las misivas eran de tonos graves y solemnes. La firmada por el Obispo de Pamplona el 14 de enero de 1940 y dirigida al Arzobispo de Santiago refleja algo más que el jovial humor de don Marcelino [Olaechea Loizaga]: «El Rvdo. Sr. Don José María Escrivá, portador de la presente, es un pícaro que puede con el diablo. Le siguen muchos jóvenes magníficamente dotados, verdaderos apóstoles. Conozco el espíritu que les anima; y me tienen edificado; tanto que me considero como de su casa»”.

El Arzobispo de Santiago era entonces Tomás Muñiz de Pablos y recibió en octubre de 1943 la visita de Amadeo de Fuenmayor, que acababa de obtener la cátedra de Derecho Civil en la universidad compostelana. Le transmitió un cariñoso saludo de san Josemaría y le preguntó por algún sacerdote con quien confesarse.

El 5 de julio de 1945, Laureano López Rodó sacó las oposiciones a cátedra y eligió Santiago “porque allí estaba ya de catedrático Amadeo de Fuenmayor, y podríamos abrir una casa”, explicaba. Ambos pasaron parte de ese verano en Molinoviejo, una casa de convivencias ubicada en Ortigosa del Monte (Segovia). Allí, san Josemaría les dibujó un esquema, sobre una octavilla, con la posible distribución del piso que abrirían en Santiago y en el que también planeaban poner un despacho de abogados. Otra recomendación que les hizo fue “que procuráramos hacer las gestiones oportunas para construir de nueva planta una Residencia de Estudiantes”, recordaba don Amadeo.

Madrid, Valencia, Sevilla, Bilbao, Granada y Santiago

En su libro Memorias (Plaza y Janés) don Laureano contaba: “Entre 1940 y 1945, se abrieron las residencias de estudiantes de la calle Jenner (que en 1943 se trasladó a la Avenida de la Moncloa) y la de Diego de León, en Madrid; la de la calle Samaniego, en Valencia; la de Guadaira, en Sevilla, la de Abando, en Bilbao, y la del Abaycín, en Granada, a las que pronto seguirían otras varias en las principales universidades españolas. Santiago de Compostela no podía ser menos; bien se merecía que tratáramos de proporcionar a los estudiantes universitarios un ambiente de estudio grato y familiar. Fuenmayor y yo nos recorrimos toda la región en busca de los medios económicos indispensables para llevar a cabo la empresa. Las gestiones no siempre fueron fáciles, pero, en general, hallamos muy buena acogida y el 21 de diciembre de 1948 se pudo inaugurar oficialmente el Colegio Mayor de La Estila, que es la respuesta de las gentes de Galicia a una necesidad sentida por su Universidad. Los residentes estrenaron La Estila en los primeros días de enero de 1949. La dirección espiritual del Colegio Mayor está confiada al Opus Dei”.

Los actuales residentes de La Estila en la celebración del 75 aniversario del colegio mayor.
Los actuales residentes de La Estila y algunos antiguos colegiales en la celebración del 75 aniversario de La Estila

Esa “necesidad sentida por su Universidad” a la que aludía López Rodó, ha tenido respuesta en los más de 1.200 cursos y conferencias que durante estos años acogió el Colegio Mayor. También en los 150 actos académicos o los más de 230 becados de honor. Son números que suman retazos de vidas, algunas durante mucho tiempo vinculadas a La Estila; es el caso de Germán Jiménez que en enero de 1946, nada más acabar el servicio militar, empezó a trabajar como ayudante administrativo en el bufete abierto por don Laureano y don Amadeo. “Sentado aquél día ante una máquina de escribir, Germán Jiménez no podía imaginar que pasaría a ser otra columna de La Estila como administrador y gerente durante casi medio siglo”, escribe Juan Vicente Boo.

Don Germán, como le conocían todos, tuvo además tiempo para ejercer como árbitro de fútbol y dejar un reguero de anécdotas en las que no faltaba su fina retranca gallega. Un ejemplo de ello es cuando al acabar un verano alguien le preguntó qué tal las vacaciones. No había tenido vacaciones, pero como La Estila está ubicada en la Avenida de Coimbra y don Germán vivía a unos cientos de metros en la calle Salamanca, su respuesta fue que había pasado el verano “entre Coimbra y Salamanca”. A su interlocutor le pareció una buena opción.

Anotación de Álvaro d’Ors

Otro de los llegados a Compostela en aquellos primeros años cuarenta fue el profesor Álvaro d’Ors que en 1979, con motivo del 30 aniversario de La Estila, anotaba en el Libro de Oro del Colegio Mayor esta consideración dirigida a san Josemaría: “Cuando se fundó, recuerdo haber escrito al Padre algo como “acaba de sembrarse la semilla de mostaza: pronto vendrán muchos pájaros para anidar aquí”. Por gracia de Dios, así ha sido y ¡por muchos años!”.

Con motivo del 75 aniversario, el actual prelado de la Obra, Mons. Fernando Ocáriz, envió una carta a los responsables de La Estila en la que dice: “Pienso particularmente en san Josemaría, que impulsó con audacia este proyecto, así como aquellos que lo secundaron de manera más cercana en los inicios, como don Amadeo de Fuenmayor y don Laureano López Rodó, y tantos otros que siguen acompañándoos desde el Cielo”

Los “pájaros” a los que aludía d’Ors que durante un tiempo anidaron en La Estila volaron luego a instituciones y estamentos profesionales de todo tipo llevando vivencias que incluían una notable implicación con la mejora de la sociedad. “El tiempo ha pasado pero lo que alguien llamó el estilo de La Estila permanece”, decía don Laureano en su conferencia de apertura de curso con motivo de los cincuenta años del colegio mayor. Es el estilo que mantienen los actuales residentes a los que, además de sacar adelante sus estudios, se les puede ver jugando un partido de fútbol con los reclusos de una prisión ubicada a pocos kilómetros de Santiago, disfrutando de una queimada, acompañando a enfermos en alguno de los hospitales de la ciudad, dedicando sus vacaciones de verano a construir una escuela en un país de África o viajando a Roma para encontrarse con universitarios de todo el mundo en el Congreso UNIV.

Las gentes de La Estila miran al futuro empujadas por las palabras de aliento de que Mons. Fernando Ocáriz les dedicó en su carta: “Durante todo este tiempo, son muchas las personas que se han beneficiado de la labor que realizáis; vuestro agradecimiento puede traducirse en una ilusión renovada por desempeñar vuestro trabajo conscientes de la significativa repercusión que tiene en la vida universitaria y en toda la sociedad”.