Dar esperanza: una jornada dedicada a "La santidad y las profesiones sanitarias"

El 3 de abril de 2025 tuvo lugar la 3.ª jornada sobre la santidad laical. El tema central, «Santidad y profesiones sanitarias», tomaba ocasión del Jubileo de los Enfermos y del Mundo de la Salud (5-6 de abril de 2025). Se presentaron ejemplos de vida cristiana de seis profesionales de la salud de distintos ámbitos y procedencias.

La jornada se desarrolló en la Pontificia Universidad de la Santa Croce, en Roma. Comenzó con la intervención de S.E.R. Mons. Fabio Fabene, secretario del Dicasterio para las Causas de los Santos, quien destacó cómo la historia de la Iglesia puede leerse como una historia de caridad, especialmente hacia los enfermos y los más frágiles.

Desde sus orígenes, el cuidado ha sido parte integrante de la misión cristiana. Un ejemplo de ello lo encontramos en los santos y beatos que han sabido unir la competencia médica con la caridad evangélica. Vittorio Trancanelli, Ernesto Cofiño, Enzo Piccinini, Stanisława Leszczyńska, Jérôme Lejeune y José Gálvez Ginachero, “además de brindar atención médica, supieron infundir esperanza y luz en el momento oscuro de la enfermedad con su cercanía, ayudando a las personas a descubrir el sentido profundo y cristiano del sufrimiento”.

“También nosotros hoy, en este Jubileo de la Esperanza, debemos mover nuestros corazones y nuestros pasos para organizar la esperanza a favor de los enfermos y los frágiles”, concluyó Mons. Fabene, llamando a todos a la responsabilidad de continuar esta tradición de proximidad y misericordia.

Servicio, sentido y esperanza

El profesor Martín Luque, de la Pontificia Universidad de la Santa Croce, ofreció un marco teológico para reflexionar sobre el vínculo entre santidad y profesiones sanitarias, a partir de tres palabras clave: servicio, sentido y esperanza. Invitó a mirar la enfermedad no solo como un evento clínico, sino como una experiencia existencial que pone en crisis el amor y la fe, haciendo emerger el sentimiento de soledad y fragilidad del ser humano. De ahí el valor único de los seis venerables y siervos de Dios de los que se hablaría después en la mesa redonda. 

En sus vidas, el contacto con los enfermos “no fue percibido simplemente como una prestación profesional, sino como un servicio amoroso capaz de ofrecer un horizonte de sentido a la condición de sufrimiento y de reabrir así la posibilidad de la esperanza”, explicó el profesor Luque.

Los cuidados paliativos y el arte de existir

La tercera intervención, dedicada a los cuidados paliativos, estuvo a cargo de Chiara Mastroianni, profesora de Ciencias de la Enfermería Generales, Clínicas y Pediátricas en la Link Campus University.

Los cuidados paliativos van más allá del tratamiento de los síntomas: son un acompañamiento que pone en el centro a la persona en su totalidad, especialmente cuando la curación ya no es posible. No se trata solo de aliviar el dolor, sino de reconocer y custodiar la dignidad, escuchar con profundidad, estar al lado en la fragilidad. Como afirmaba Cicely Saunders, fundadora del movimiento moderno de los cuidados paliativos: “Tú eres importante por ser tú, y lo eres hasta el último instante de tu vida”.

Giornata di studio su

Los cuidados paliativos, resumía la profesora Mastroianni, “son el arte de existir”, porque permiten dar sentido y significado a la vida, incluso en el tiempo de la prueba. Tienen la fuerza de “hacer reflorecer el ser” cuando todo parece destinado a apagarse.

Después de la intervención de la profesora Chiara Mastroianni, comenzó la mesa redonda en la que participaron los testigos de seis venerables y siervos de Dios.

Enrico Solinas, postulador de la causa del venerable Vittorio Trancanelli

El venerable Vittorio Trancanelli, denominado “el santo del quirófano”, era originario de Spello (Perugia,Italia) y fue un “médico amorosamente solícito con los enfermos, padre con el corazón abierto a la acogida de niños en dificultad, hombre animado por una profunda fe”. Su historia fue narrada por el postulador de su causa de beatificación, Enrico Solinas.

El venerable Ernesto Cofiño, considerado el padre de la pediatría en Guatemala, unió competencia profesional, dedicación a los pacientes y formación de otros médicos, promoviendo la vida desde su origen. Como subrayó el postulador, D. Santiago Callejo, “hizo del Evangelio el criterio de su vida y el Evangelio iluminó su trabajo como médico, su atención a los enfermos y a los niños necesitados”. Cónoce más de su vida aquí.

La historia del siervo de Dios Enzo Piccinini, médico especializado en cirugía general, fue contada por su hija. Al recordar a su padre, Chiara Piccinini afirmó: “Era contagioso porque llevaba la esperanza”.

El testimonio sobre la sierva de Dios Stanisława Leszczyńska fue expuesto por su biógrafo, Włodzimierz Rędzioch. Stanisława fue una partera polaca que vivió parte de su vida en el terrible período de la Segunda Guerra Mundial y que, durante los dos años que pasó en el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, logró salvar la vida de más de 3.000 niños.

El venerable Jérôme Lejeune fue un médico e investigador francés que dedicó su vida al cuidado de los niños con síndrome de Down. Descubrió la causa genética de la trisomía 21 y dio testimonio con valentía de la dignidad inviolable de toda vida humana. “Médico por pasión, se convirtió en investigador por necesidad”, dijo de él el postulador de su causa, Rémi Bazin.

La historia del siervo de Dios José Gálvez Ginachero fue presentada por el postulador Salvador Aguilera López. Médico y alcalde de Málaga, fue pionero en España en la realización de un parto post-mortem y fundó un hospital para los más pobres. Católico ferviente, “vivió la profesión como un servicio”, dijo el postulador de su causa.